martes, 31 de agosto de 2010

De Calamaro y sus seguidores

Andrés Calamaro descubrió el agua tibia.

En un rapto de lucidez acaba de descubrir que los twitteros son "un coro de subnormales" y ha cerrado su cuenta en Twitter (para abrir otra nuevamente dos días más tarde, quién lo entiende). Según el mismo Calamaro comenta todo empezó cuando recibió miles de comentarios ofensivos por su defensa de las corridas de toros.

En principio dos cosas me molestan:

La primera es que creo que si tiene razón.

Es cierto, hay cierta hipocresía en el asunto de la tauromaquía y cierto alivio fácil de conciencia para algunos auto llamados progresistas.

Sin embargo, el evento sigue siendo un ataque cruel e innecesario a un animal que al fin y al cabo no tiene la culpa de que cierto grupo que lo apoya me genere antipatía y defender las corridas de toros bajo la excusa de que hay gente que se muere de sed es confundir el culo con las pestañas.

Quizá yo nunca hubiera usado términos como "rebaño de boludos", "amorcillamiento cultural" y "boludos del Blackberry" para clasificar a sus seguidores twitteros pero muchas veces el ver como personajes mediáticos, sin ningún atributo especial excepto el ser un producto mass media, arrastran miles de seguidores pendientes de cualquier nadería que puedan soltar en 140 caracteres hace que algunos calificativos parecidos me vengan a la mente.

No deja de ser una generalización y siempre he opinado que las generalizaciones son malas. De pronto me doy cuenta de que yo también soy afecto a las mismas, no lo puedo evitar, no puedo dejar de pensar que es verdad, quien carga un Blackberry para leer el Twitter y chatear no es más que un "boludo de Blackberry" y quien es seguidor de un boludo no puede ser otra cosa más que un boludo.

Acá viene la segunda cosa que me molesta:

Creo que no tiene la razón.

Si el seguidor de un boludo es un boludo ¿Si te siguen boludos eres un boludo?

Obviamente que no, es otra generalización, pero por lo menos una alarma debería encenderse en el ego hiperinflado de Calamaro. El hecho es que esa masa de boludos twitteros son los que compran sus discos, van a sus conciertos y aplauden todos sus pensamientos profundos de burgués izquierdoso de café y es gracias a ese rebaño de idiotas que Andrés Calamaro paga la hipoteca.

Desconozco que pasa por la cabeza de Calamaro, quizá piense que esos seguidores que ahora descubre como vacios y tontos son una conspiración mediática de la progresía derechista como el mismo la llama, quizá se sienta frustrado al descubrir que en realidad su mensaje no vale más que el nivel de las personas que lo aceptan o se autoengañe pensado que existe un "pueblo llano y soberano" que si lo entiende y no son los que usan "las redes sociales, que son una herramienta de ocio de la clase media".

No sé, nunca he sido un fan de Calamaro, algunos de sus trabajos con Los Rodriguez me gustaron pero hasta ahí. Cuando se generó aquella polémica en mi país por su doble presentación (a precio de globalización en universidad burguesa una y de entrada gratis solidaria patrocinada por el gobierno la otra) me parecieron estúpidos quienes montaron barricadas en las trincheras polarizadas de la política nacional por lo que no era más que el concierto de un viejo rockero.

Pero ahora no puedo dejar de sentir cierto tufillo a artista malcriado (incluyendo rabieta porque la prensa no comentó sus triunfalísima gira de conciertos), a revolucionario de whisky en mano.

Quién sabe, quizá al final no es más que como diría su compatriota Kevin Johansen:
porque acá lo que te mata
es la humildad
lo que mata es la humildad
por acá

martes, 24 de agosto de 2010

De mineros y dioses poderosos


En estos días, navegando por estas redes sociales de nuestro siglo XXI que nos tocó vivir, me encuentro con cierta frase de una amiga que no pienso citar textualmente porque me da flojera pero que vino a ser algo así como "que poderoso es dios que logró salvar a esos 33 mineros chilenos".

Traté de convencerme a mí mismo de no comentar nada pero no me aguanté, juro que lo intenté, pero no pude dejar de sugerir que si ese dios fuese en verdad poderoso estos mineros estarían actualmente sentados a la mesa con su familia en lugar de estar comiendo dos cucharadas de una lata de atún cada 48 horas.

El caso es que la respuesta obtenida de algunos internautas creyentes fue algo así como, en resumen, que dios era misericordioso porque los mantenía con vida a pesar de que él nunca les ordenó que se metieran en ese dilema. Igual no los abandonó (aunque fue su gracia infinita la que les proporcionó el libre albedrío para que arriesgaran su vida en estos trabajos) y solo su misericordia los mantiene pasando hambre y penalidades enterrados en ese agujero pero vivos.

Creo que el punto culminante fue cuando me dijeron que a dios no se le piden explicaciones solo se le agradece que vivamos felices y el que no vive feliz es por su propia culpa ya que somos nosotros quienes decidimos si vivimos felices o no.

Que todos esos argumentos estuviesen plagados de contradicciones obvias expresadas en la misma frase no parecía molestar a ninguno de ellos. Llegué a la conclusión de que vivimos en planos distintos o el ansia de creer en algo genera el mismo doblepensar del discurso político. Más o menos en este momento decidí dejarlo pasar, las dudas no pueden sembrarse en el que no desea dudar.

Ya que pareciera existir un grupo humano en el que el raciocinio está subordinado a creencias basadas en auto-llamados iluminados no me queda más que ponerme en modo profeta y soltar una parábola:

MODE BIBLIC_PROPHET=ON

Existía un hombre muy poderoso y misericorde, su grandiosa voluntad había dado vida a muchos hijos a los que quería y adoraba con su amor infinito suministrándoles todo lo que necesitaban. Este hombre poderoso tenía un barco con el que navegaba a donde su voluntad quisiera llevarlo en compañía de su amada familia.

Un día, uno de sus hijos se asomó a la borda y resbaló cayendo al mar.

Su amoroso padre, en un gesto de misericordia infinita, le lanzó un salvavidas y continuó su camino.

Mientras el pequeño hijo intentaba mantenerse a flote y pedía ayuda su familia cantó loas y alabanzas al padre por no haberlo dejado ahogarse en el profundo mar. Cuando alguien preguntó "Oh, padre querido ¿Porqué mejor no cambias el rumbo del barco y lo rescatamos?" el adorado padre mantuvo el silencio y no dió explicaciones.

Sus otros hijos vieron esto y justamente interpretaron que el padre nunca le dijo al hijo naufrago que se asomará a la borda, su libre albedrío lo llevó a esta situación y el solo tendría que salir de la misma, su grandioso amor y poder lo mantuvo a flote y dieron gracias al padre por su gran misericordia.

Alabado sea su nombre.
MODE BIBLIC_PROPHET=OFF

Esto fue palabra de Juan, el que tenga ojos que vea.

martes, 17 de agosto de 2010

De atrofias cerebrales


"Esos muchachos que hoy en día están cometiendo delitos alrededor de los 20 años, son producto de una desatención a nuestros jóvenes en esa Cuarta República, principalmente en las últimas dos décadas de la Cuarta República"

Yo conocí a este señor cuando era un simple profesor universitario.

Era normal. Por lo menos lo parecía.

Lo juro por este puño de cruces †††††††.

Que se muera Alfredo Peña atragantado por una dona en Miami si miento.

En esos años remotos (de la Cuarta República), cuando usando una línea de pensamiento lógica, clara y racional, nos explicaba de manera excelente como resolver problemas de electrónica, creo que nunca se lo hubiera ocurrido decir:
"¿Por qué será que los estados donde hay mayor índice de criminalidad justamente están en manos de gobernadores de la oposición? (…) Miranda, Carabobo y Zulia son los estados de mayor índice de criminalidad" (*)

Así, sin pestañar.

En esa época parecía tener más de cuatro neuronas, fue tutor de muchas tesis. La gente hasta le tenía aprecio.

Es verdad.

Créanme.


(*)Pareciendo olvidar que normalmente la criminalidad es mayor en los grandes centros urbanos, en este caso ubicados en estos estados, y además dejando afuera, convenientemente, al Municipio Libertador.

sábado, 7 de agosto de 2010

Sangre y champán


Acabo de terminar esta biografía de Robert Capa (1913-1954) escrita por Alex Kershaw y más me sorprendo de que nadie se haya decidido llevar al cine una producción con la vida de este genial fotógrafo.

Tiene todo lo necesario:

André Friedman, joven pobre, húngaro y judío sin ninguna habilidad especial excepto la de meterse en problemas sale de su Hungría natal (sus tendencias políticas de izquierda y su religión no lo hacían muy del agrado para el régimen fascista del país) y casi sin nada en los bolsillos y sin ninguna profesión ni estudios más allá de la educación secundaria parte rumbo a Berlín con la intención de estudiar algo, cualquier cosa.

Ayudado por su amiga de la infancia y fotógrafa Eva Besnyö conseguirá trabajo revelando y secando negativos en la agencia Dephot donde conocerá lo que es una Leica y quedará fascinado por el trabajo de los corresponsales de la agencia.

Nuevamente los nazis ganan, ahora en Alemania, y Friedman huye a París donde se refugian miles de judíos, conocerá a la alemana Gerda Pohorylle, el gran amor de su vida y juntos crearan al excelentísimo fotógrafo americano Robert Capa y a su ayudante Gerda Taro como una manera de subirle el precio a sus trabajos.

Los contrataran para viajar a España y fotografiar la Guerra Civil (desde el lado republicano, bando con el que simpatizaban), se hará amigo de Hemingway, Gerda morirá en un estúpido accidente de tránsito y Capa quedará destrozado, tomará su foto del miliciano que cae, sobre la que aún se mantiene la polémica de si es real o una puesta en escena y se hará famoso. Fotografiará la guerra Chino-Japonesa y huirá a Nueva York escapando del nazismo.

Putañero, bebedor, juerguista y jugador, vivirá toda su vida creando esa imagen del corresponsal de guerra que se ha grabado en el inconsciente colectivo.

Realizará trabajos aburridos en EEUU para distintas revistas, soltero empedernido se casará solo para obtener la residencia. La entrada de este país en la guerra lo convertirá en nacional de un país enemigo y solo el permiso obtenido de una manera poco ortodoxa de la embajada británica le permitirá salir del país rumbo a Europa y fotografiar el conflicto para Collier's Weekly y Life en Londres, África, Sicilia, Italia, el desembarco en Normandía en playa Omaha, las Ardenas y Alemania.

Terminada la guerra continuará con sus juergas, será amante de Ingrid Bergman, vivirá en Hollywood y la odiará, volverá a París, fundará la agencia Magnum junto a David Seymour, George Rodger y Henri Cartier-Bresson. Viajará con John Steinbeck a la URSS para realizar un libro en conjunto y será investigado por el machartismo por sus vínculos con la izquierda. Derrochará el dinero de la agencia en mujeres y en apuestas y la salvará consiguiendo grandes clientes.

Deprimido visitará Japón donde re-encontrará la fotografía. Mientras está allá la gente de Life le pedirá que sustituya a un fotógrafo para cubrir el conflicto en Vietnam donde morirá al pisar una mina cuando contaba apenas 41 años.

Definitivamente, como el mismo Kershaw titula uno de los capítulos, era el hombre que se inventó a sí mismo y se dedicó a construir una vida de disfrutes, temores, peligros y jodidas a los demás. Diez vidas vividas en una sola. Todo un personaje de película que, repito, no entiendo como no ha sido llevado a las pantallas entre tanto refrito cinematográfico mediocre.
El libro, en general, bastante bien excepto por algunos detalles que no se si atribuírselos al autor o a la traducción (¿Willy Ronis húngaro? ¿El ataque a Pearl Harbor el 6 de diciembre?) pero el personaje es fascinante y su historia se deja leer.

En estos días tengo una exposición montada en un restaurant; las fotos se despegaron y escribieron mal mi nombre. Cuando leí como los tres rollos tomados por Capa el Día D fueron prácticamente arruinados por un error del laboratorio sobreviviendo apenas nueve tomas me pareció una verdadera pendejada molestarme por nimiedades.

Más de su trabajo en la página de Magnum.

Quizás sea como el mismo Capa dijo alguna vez:
"No basta con tener talento. También tienes que ser húngaro"

viernes, 6 de agosto de 2010

De bombazos y disculpas


Se están cumpliendo 65 años del bombardeo atómico sobre la ciudad de Hiroshima.

Mucho se ha escrito por esto, muchos deploran el hecho como totalmente innecesario (más aún el segundo bombardeo en Nagasaki tres días después) y otros lo justifican como la única forma de salvar millones de vida que se perderían de continuar la guerra tal como se venía desarrollando. ¿Yo que pienso? que muchas de las opiniones (tanto a favor como en contra) se sueltan tras muchos años y en general padecen de ese mal de contemplar los hechos tras el cristal rosa del tiempo transcurrido.

Pero lo que me causa curiosidad no es el aniversario en cuestión sino que al leer la noticia en la BBC me encuentro con que
"Y muchos japoneses le han pedido a EE.UU. que se disculpe por las bombas de Hiroshima y Nagasaki"

La pregunta es si esos japoneses que quisieran disculpas de EEUU son los mismos que nunca se han disculpado con China por la masacre de Nankin.

Quizá luego de una disculpa japonesa los chinos se disculpen con los tibetanos por las continuas represalias y violaciones a los derechos humanos en esta provincia

Posiblemente de esta forma las autoridades tibetanas en el exilio hagan lo suyo con sus connacionales por haber permitido y patrocinado durante cientos de años un gobierno teocrata que mantuvo a la población en un régimen feudal totalmente atrasado y primitivo.

Quién sabe, quizá en verdad alguien debe disculparse.