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Queda lejos, bastante lejos, demasiado lejos: 9 horas Caracas-París, seis horas de espera en Charles De Gaulle para la conexión, 10 horas París-Hong Kong suman 25 horas de viaje de ida y en AirFrance no te proporcionan el alambre. De regreso fue más ya que la conexión era al día siguiente y no quedó más remedio que pasar una noche en París (que maluco ¿no?).
El vuelo llega a Hong Kong, pero aún no se ha llegado; hay que tomar un autobús hasta Shenzhen que en teoría no debería estar a más de una hora. Pero aquí es cuando la cosa se pone surrealista: Hong Kong, siguiendo la política de "un país, dos sistemas", continua siendo capitalista bajo un régimen comunista con el status de Región Administrativa Especial, que en el fondo es como tener dos países en uno; después de realizar la inmigración en el aeropuerto de Hong Kong debe realizarse nuevamente al cruzar la frontera de la provincia de Guangdong, bajando del autobús con todo el equipaje y saliendo por el otro lado para volver a montarse en el autobús. Además hay que contar otro punto de control intermedio donde además de pedir un papel para el control de lo que supongo es la gripe aviar hay otro nuevo sello en el pasaporte. O sea, que un viaje en autobús de cuarenta minutos termina convirtiéndose en un viaje de hora y media.
Doce horas completas de diferencia horarias dificultan el adaptarse, más en la venida que en la ida (el que sepa la razón de esto se le agradece el comentario).
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Lo primero que te das cuenta al llegar a Shenzhen: hace calor, bastante calor, demasiado calor y lo peor, húmedo, muy húmedo, demasiado húmedo. Nada de brisa, sudas y te empapas, es una ciudad sauna ¿Será el clima distinto en otra época del año? Al parecer en diciembre y enero la cosa mejora notablemente a promedios de 17°C. La ciudad es un puerto y como buen puerto en ciertas partes huele mal, las alcantarillas te atacan y te golpean (¿nivel freático muy alto?), lo que en cierta forma se siente contradictorio porque...
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La ciudad es moderna, con grandes avenidas, enormes y cristalosos rascacielos (tiene el edificio número 14 entre los más altos del mundo: la torre Shun Hing Square de 325 metros de altura).
Un moderno, cómodo y eficiente metro. Amplias aceras, una gran cantidad de autobuses, no llegué a usarlos pero parecían cómodos y sorprendentemente los vi (excepto algunas pocas ocasiones) bastantes aliviados de pasajeros (por lo menos no vi a nadie colgando de la puerta). Todos deteniéndose en su parada, aunque algunas veces bien atravesados ocupando los dos canales, para recoger o dejar pasajeros.
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Hay gente, mucha gente, demasiada gente, gente en las calles que camina, se empuja, te empuja, bicicletas que casi te llevan por delante y nadie dice nada, ni se disculpan ni se molestan ¿Será que miles de años de tener que convivir y trabajar juntos crean está lubricación social que ha evitado que se hayan matado entre ellos y construido cosas como la Gran Muralla?
Me avisan el día que vean a dos choferes venezolanos que acaban de chocar discutir del accidente mientras comparten un paraguas por la lluvia (al final creo que todo lo arreglaron con 50 yuans como satisfacción por el retrovisor caído en el cumplimiento del deber).
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Esta parsimonia china origina una de las primeras cosas que causa curiosidad: la poca ortodoxa forma de cruzar las calles que tienen; una avenida de cuatro canales, el semáforo en verde para los autos, en algún momento algún peatón decide que ya como que esa luz roja ha durado mucho tiempo así que decide cruzar y tras él van el resto. Ese no es el problema, así lo hacemos en Venezuela, pero lo hacemos corriendo y con cara de susto. Aquí el estilo es algo diferente; se tiene que cruzar bien tranquilazo, mirando pa'l frente, hablandito con el pana, sin pararle bola a carros, autobuses o bicicletas. Y los carros ni un cornetazo, ni una mentaita de madre, solo recortan y pasan, algunos se detienen, otros pasan esquivando por centímetros a los peatones quienes se tienen que apurar para no ser pisados, claro, un apuro bastante simbólico. Igual, aunque el de a pie tenga el semáforo en verde, no importa, los carros que cruzan en la esquina pasaran mandados pisando a esa cosa que se mueve y que forma parte del asfalto llamada peatón.
Para el conductor cambiar de canal solo amerita poner la luz de cruce y un breve vistazo al retrovisor (o quizás no). Es pecado ceder el paso, al parecer hay una antigua maldición china que perseguirá a todos los choferes, hasta su quinta descendencia, que se les ocurra ceder el paso al auto de al lado, así sea obligatorio por una disminución de canales en la vía. "Pelearas tu puesto en la cola hasta el último retrovisor vivo" es el lema.
El otro hecho curioso del tráfico: bicicletas, motonetas y los híbridos ciclomotores. Abundan, en su forma normal o como triciclo, para repartir carga y/o transportar pasajeros. Si llueve o hay mucho sol, no hay problema, se usa un paraguas.
3 comentarios:
Qué interesante. Me recuerda mucho a Japón, viaje laaargo, muuuucha gente, muuuchas bicicletas y pa' remate un idioma que no entiendes.
Espero más crónicas de China.
Kristin
Je je
Me acordé de aquel post en tu blog acerca de que, aunque no parezca, siempre nos visitas.
¡Interesante!!!!
Salu2
P.D. Yo soy maaalaaaaaa (e insegura) para cruzar las calles acá en Caracas (quizás porque soy del interior del país)... ya sé donde podría "hacer el curso"... claro que es como lejos, no???
P.P.D. ...y de paso que me enseñen a manejar bicicletas!
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