Pensamientos irreflexivos de un obstinado que odia a la humanidad
y tiene muy mala ortografía
domingo, 25 de enero de 2009
domingo, 18 de enero de 2009
Quemar después de leer
Burn After Reading, 2008
Directores: Ethan y Joel Coen
Guión: Ethan y Joel Coen
George Clooney, Brad Pitt, John Malkovich, Frances McDormand, Tilda Swinton
Un analista de la CIA retirado (Malkovich) decide escribir sus memorias mientras su estirada esposa (Swinton) le es infiel con un policía del departamento de alguaciles (Clooney). Esas memorias caen en las manos de dos empleados algo tontos de un gimnasio (Pitt y McDormand) quienes deciden chantajearlo a fin de devolverle una información que no entienden pero que creen de vital importancia.
Y los hermanos Coen lo volvieron a hacer en lo que mejor manejan; el humor negro, cruel y ácido en una historia violenta de equívocos, ignorancias, mentiras y personajes idiotas donde al final todos pierden. Si, incluso la persona que podríamos decir que gana en realidad pierde la única oportunidad que tenía en la vida por su propia ceguera.
Después del fallo mercantilista del remake de The Ladykillers los hermanos Coen recuperan el rumbo con No Country for Old Men y más aún con esta historia original dirigida por ellos mismos.
Personajes redondos, odiosos, torpes, una película que parece un canto a la estupidez humana, como bien lo indica su lema: La inteligencia es relativa.
No es de extrañar la excelente actuación de McDormand, diva de los Coen y esposa de Joel, la antítesis de la actriz de Hollywood, ni la del veterano Malkovich, pero además muy bien Clooney y excelente Brad Pitt, definitivamente un muy buen actor si encuentra un buen director.
Pues eso, otra joya para sumar a la obra de los Coen.
CIA Superior: What did we learn, Palmer?
CIA Officer: I don't know, sir.
CIA Superior: I don't fuckin' know either. I guess we learned not to do it again.
CIA Officer: Yes, sir.
CIA Superior: I'm fucked if I know what we did.
CIA Officer: Yes, sir, it's, uh, hard to say
CIA Superior: Jesus Fucking Christ.
viernes, 9 de enero de 2009
Meridiano de sangre
Cormac McCarthy, 1985
Blood Meridian, Or the Evening Redness in the West
Editorial Debate, 2001
Traductor Luis Murillo
El chaval no tiene nombre (o por lo menos no llegaremos a conocerlo por otra cosa cosa que no sea el chaval), siendo apenas un adolescente escapa de los maltratos de su casa para participar en múltiples peleas, unirse a un grupo de mercenarios yanquis buscadores de fortuna en México y salvarse del ataque de un grupo de apaches. Terminará en la banda de Glanton, un grupo históricamente cierto de cazadores de cabelleras a sueldo, quienes en un recorrido salvaje por la frontera mexico-estadounidense asesinarán, robarán y violarán por igual a personas de cualquier raza y color hasta convertirse ellos mismos en prófugos de la justicia.
Una especie de némesis lo acompañará en este recorrido sangriento; el Juez Holden, un enorme, poderoso y demente personaje, extraño filosofo de la guerra y la violencia, quien haciendo el papel de líder espiritual de este insensato grupo incitará y defenderá el pillaje y la muerte.
Difícil para arrancar, McCarthy escribe diálogos sin guiones, citas sin comillas, aparecen y desaparecen personajes identificados a veces por distintos nombres, en un estilo que recuerda el relato oral de algún testigo de primera mano algo ebrio; largos textos sin pausas e hilos de la narración que no conducen a ninguna parte para regresar al inicio. Narraciones crueles y despiadadas que se mezclan con descripciones casi poéticas del paisaje, caracterizadas por enumeraciones que casi son golpes al lector, un paisaje que de una estupenda manera se convierte en el estado de animo de sus personajes ¿o el estado de animo de esos personajes será un producto de ese paisaje?.
Primer encuentro personal con Cormac McCarthy en este western cruel y desalmado, sin concesiones para nadie, en una historia que se desarrolla en un para nada romántico Oeste americano; hombres crueles, sin ética ni moral, capaces de asesinar a cualquiera por unas monedas y a veces de gratis. Violadores, asesinos, criminales que no conocen el arrepentimiento.
Final ambiguo de los que no me gustan, no importa, en la pila de pendientes están Suttree y La carretera, ya les caeremos.
Blood Meridian, Or the Evening Redness in the West
Editorial Debate, 2001
Traductor Luis Murillo
Sangre y licor se desparramaron y el hombre se dobló de rodillas y puso los ojos en blanco. El chaval había soltado ya el cuello de la botella y se pasó la otra a la mano derecha al estilo bandolero sin dejarla caer y de revés la sacudió contra el cráneo del cantinero y justo cuando el otro caía le incrustó el borde mellado en el ojo.
El chaval no tiene nombre (o por lo menos no llegaremos a conocerlo por otra cosa cosa que no sea el chaval), siendo apenas un adolescente escapa de los maltratos de su casa para participar en múltiples peleas, unirse a un grupo de mercenarios yanquis buscadores de fortuna en México y salvarse del ataque de un grupo de apaches. Terminará en la banda de Glanton, un grupo históricamente cierto de cazadores de cabelleras a sueldo, quienes en un recorrido salvaje por la frontera mexico-estadounidense asesinarán, robarán y violarán por igual a personas de cualquier raza y color hasta convertirse ellos mismos en prófugos de la justicia.
Una especie de némesis lo acompañará en este recorrido sangriento; el Juez Holden, un enorme, poderoso y demente personaje, extraño filosofo de la guerra y la violencia, quien haciendo el papel de líder espiritual de este insensato grupo incitará y defenderá el pillaje y la muerte.
Difícil para arrancar, McCarthy escribe diálogos sin guiones, citas sin comillas, aparecen y desaparecen personajes identificados a veces por distintos nombres, en un estilo que recuerda el relato oral de algún testigo de primera mano algo ebrio; largos textos sin pausas e hilos de la narración que no conducen a ninguna parte para regresar al inicio. Narraciones crueles y despiadadas que se mezclan con descripciones casi poéticas del paisaje, caracterizadas por enumeraciones que casi son golpes al lector, un paisaje que de una estupenda manera se convierte en el estado de animo de sus personajes ¿o el estado de animo de esos personajes será un producto de ese paisaje?.
Primer encuentro personal con Cormac McCarthy en este western cruel y desalmado, sin concesiones para nadie, en una historia que se desarrolla en un para nada romántico Oeste americano; hombres crueles, sin ética ni moral, capaces de asesinar a cualquiera por unas monedas y a veces de gratis. Violadores, asesinos, criminales que no conocen el arrepentimiento.
Final ambiguo de los que no me gustan, no importa, en la pila de pendientes están Suttree y La carretera, ya les caeremos.
La tormenta se acercó por el suroeste y los relámpagos iluminaron el desierto a su alrededor, azul y árido, grandes extensiones estruendosas surgidas de la noche absoluta como un reino diabólico invocado de repente o tierra suplantada que no dejaría rastro ni humo ni ruina llegado el día, como no los deja una pesadilla.
jueves, 8 de enero de 2009
De caras duras...
En una entrevista a nuestro ex-alcalde mayor Juan Barreto; una clase de como se puede confesar que la gestión en beneficio de los habitantes de una ciudad puede estar supeditada a los intereses electorales con la cara bien lavada y sin tartamudear:
Magistral
-¿Cuál es su opinión sobre el tema Sambil de parroquia Candelaria?
-Yo no hubiese dado esos permisos, eso lo criticamos en la revistica Plaza Mayor. Pero estábamos en campaña, no me atreví a expropiarlos [...]
-Pero era un alcalde, podía hacer algo.
-Consulté y me dijeron que venía la reforma y no me metiera en líos.
Magistral
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