viernes, 23 de agosto de 2013

La estrella de Pandora/Judas desencadenado

Un par de científicos locos a mediados del siglo XXI descubren como poner a funcionar macro agujeros de gusano y llegan a Marte simultáneamente con la primera expedición tripulada… caminando y usando un traje de buzo adaptado. Así empieza La estrella de Pandora y ya por ahí nos podemos imaginar como sigue el libro de Peter F. Hamilton, uno de los nuevos representantes de esta nueva Space Opera británica tan de moda.

Y cuatro siglos en el futuro la federación humana se ha extendido por decenas de planetas gracias a agujeros de gusanos que nos comunican instantáneamente. El medio de transporte más común es el tren con rutas que saltan de planeta en planeta, permitiendo cruzar el espacio interestelar sentado cómodamente en una butaca y viendo el paisaje.

Y la verdad es que hace falta un medio de comunicación masivo para viajar por el espacio, la humanidad alcanzó la inmortalidad gracias a tratamientos rejuvenecedores y a la posibilidad de hacer download de tus recuerdos en un nuevo clon en caso de muerte.  Se necesitan urgentemente esas colonias espaciales para meter ese montón de gente.

Y entonces desaparece un par de estrellas y todo parece indicar que fueron ocultadas artificialmente, automáticamente son bautizadas como Par Dyson. Lejos de cualquier agujero de gusano humano se decide enviar una nave espacial hasta el par para investigar por qué alguien se preocuparía de encerrar dos sistemas estelares.
 
Una space opera de rigor; naves espaciales, tecnologías asombrosas cuasi mágicas, principios físicos no muy explicados, héroes y heroínas de una pieza, extraterrestres malvados que quieren destruir a la humanidad entre bombas atómicas y muchas, muchas, armas de rayos.

El problema con Peter F. Hamilton es su asombrosa capacidad para extenderse en demasía, La estrella de Pandora tiene sus casi 800 páginas largas y aún así es un libro totalmente incompleto, ninguna trama cierra y el final es completamente abierto obligándote a continuar con Judas desencadenado (si en verdad logras sobrevivir a la sobredosis de historias paralelas que parecieran no aportar nada y aún quieres saber cómo termina todo).

Hamilton tiene muy buenas ideas y en cierta forma estas contribuyeron a que yo terminara este megalibro de prácticamente 1600 páginas: un policía diseñado genéticamente para cumplir la justicia, unos extraterrestres que evocan a los elfos de las leyendas europeas y que viajan entre los planetas por extraños agujeros de gusanos que existen en los distintos bosques de los planetas (que solo ellos saben ubicar) y que de vez en cuando atrapan en sus infinitos senderos a los humanos distraídos, grandes familias empresariales que controlan la política mundial,  una raza alienígena formada por una parte móvil y otra inmóvil que se conectan por ondas de radio y con una inteligencia única y distribuida entre los distintos miembros, un extraterrestre sin emociones adicto a experimentar las emociones humanas, una enorme inteligencia artificial que se mantiene como un ambiguo socio de la humanidad y una guerra interestelar contra unos seres que no tienen ningún prejuicio en destruir estrellas y planetas con armas atómicas hasta extinguir todo lo vivo.

Lo malo es que le sobran ideas e intenta introducir todas con un calzador en un solo libro; investigación policial de crímenes comunes, lucha contra grupos terroristas, historias cursis de amor, humanos convertidos en agentes de un extraterrestre conspirador, luchas entre facciones políticas y cientos de historias paralelas que finalmente hace converger de una manera algo forzada.

Finalmente lo terminé, para ser sincero las últimas páginas de ambos libros las devoré, y aunque algunas cosas me chirriaron (ese protagonista con una enorme familia de múltiples generaciones y un montón de esposas que parece sacado de una novela de Heinlein por ejemplo), no puedo dejar de recomendarlo al fanático de la space opera.

En alguna crítica en la red leí que el libro tiene músculo pero le sobra grasa, muy cierto, leer a su propio riesgo.

sábado, 13 de abril de 2013

Confesiones de un chef

"apenas coges un cuchillo de chef y te acercas a la comida, estás en deuda con los franceses"

Conocí a Anthony Bourdain por la vía fácil; la TV. Me hice adicto a No reservations (adicción que perdí desde el momento en que empezaron a pasarlo doblado al español con un lenguaje politicoestúpidamente correcto). Creo que principalmente se debía a su irreverencia, desenfado y a esa cochina envidia de ver a alguien al que le pagan por viajar por el mundo y comer.

Visto en la TV, el paso siguiente era el libro que lo llevó al estrellato y lo convirtió, irónicamente, en una de esas cosas que odiaba; el chef estrella.

El libro me encantó, se estructura en forma de capítulos que llenos de anécdotas divertidas nos llevan por lo bueno y lo malo de la vida del cocinero y que enlazan con la vida de Bourdain convirtiéndose en una especie de autobiografía.

Desde su infancia cuando gracias a una ostra y una sopa fría entendió lo que significaba una buena comida, pasando por sus inicios en la cocina como lavaplatos durante unas vacaciones de verano, hasta el día "normal" de trabajo (para la fecha de publicación) en la cocina de Les Halles en Nueva York. Sus adicciones a las drogas, extraños encuentros con la mafia, consejos para los que quieren ser cocineros aficionados en el hogar, como un chef de cocina francesa aprendió a disfrutar de la sencilla comida italiana, lo que come y lo que no come, porque odia los brunchs y porque no hay que pedir pescado los lunes o la carne "bien hecha".

Aunque en ciertos momentos es radical en sus opiniones (para muestra un botón): 
"Los vegetarianos a ultranza —y las ramas escindidas tipo Hezbolá— son motivo de permanente irritación para cualquier chef que valga algo. La vida sin chuletas de ternera, grasa de cerdo, chorizos, carne orgánica, demi-glacé o queso apestoso, no merece ser vivida. Los vegetarianos son el enemigo de todo cuanto tiene de bueno el espíritu humano, una afrenta contra todo lo que yo sostengo: el puro goce de la comida" 
 No se puede negar que las suelta con desparpajo y humor.

Una de las cosas que me intrigaban de su programa de televisión es si era cierta tanta filosofía punk de la vida en un chef de alta cocina o solo era una pose de bad boy rebelde, pero al parecer es así, el hombre en realidad ha caminado por el lado salvaje, tanto en la calle como en la cocina. Me parece que el tipo o cae bien o cae mal, me sumo al primer grupo.

Vale la pena leer el libro, aunque sea por alguno de sus consejos.
"Es otra de las razones para ser cortés con tu camarero: puede salvarte la vida levantando una ceja o dando un suspiro. Si le caes bien, evitará que pidas esa pieza de pescado que sabe puede hacerte daño. Es posible que el chef le haya ordenado bajo pena de muerte que haga marchar ese bacalao, antes de que empiece a apestar de verdad"

jueves, 28 de marzo de 2013

De Cristo, Mitra, Dionisio y dioses diversos

Aprovechando el Jueves Santo, extraído de La puta de Babilonia, libro de Fernando Vallejo:
"Cristo nació el 25 de diciembre de una Virgen, y en la misma fecha, que es el solsticio de invierno, nacieron Atis, de la Virgen Nana; Buda, de la Virgen Maya; Krishna, de la Virgen Devaki; Horus, de la Virgen Isis, en un pesebre y en una cueva. También Mitra nació el 25 de diciembre, de una virgen, en una cueva y lo visitaron pastores que le trajeron regalos. Y de una virgen también nació Zoroastro o Zaratustra. Atis murió por la salvación de la humanidad crucificado en un árbol, descendió al submundo y resucitó después de tres días. Mitra tuvo doce discípulos; pronunció un Sermón de la Montaña; fue llamado el Buen Pastor; lo consideraron la Verdad y la Luz, el Logos, el Redentor, el Salvador y el Mesías; se sacrificó por la paz del mundo; fue enterrado y resucitó a los tres días; su día sagrado era el domingo y su religión tenía una eucaristía o Cena del Señor en que decía: "El que no coma de mi cuerpo ni beba de mi sangre de suerte que sea uno conmigo y yo con él, no se salvará". Buda fue bautizado con agua estando presente en su bautizo el Espíritu de Dios, enseñó en el templo a los 12 años, curó a los enfermos, caminó sobre el agua y alimentó a quinientos hombres de una cesta de bizcochos; sus seguidores hacían votos de pobreza y renunciaban al mundo; fue llamado el Señor, Maestro, la Luz del Mundo, Dios de Dioses, Altísimo, Redentor y Santo; resucitó y ascendió corporalmente al Nirvana. Dioniso también resucitó y fue llamado Rey de Reyes, Dios de Dioses, el Unigénito, el Ungido, el Redentor y el Salvador. Horus fue bautizado en el río Eridanus por Anup el Bautista que fue decapitado; a los 12 años enseñó en el templo y fue bautizado a los 30; fue llamado el "Ungido", la Verdad, la Luz, el Mesías, el Hijo del Hombre, la Palabra Encarnada, el Buen Pastor y el Cordero de Dios; hizo milagros, exorcizó demonios, resucitó a Azarus y caminó sobre el agua; pronunció un Sermón de la Montaña y se transfiguró en lo alto de un monte; fue crucificado entre dos ladrones y resucitó después de ser enterrado tres días en una tumba. Krishna fue hijo de un carpintero, su nacimiento fue anunciado por una estrella en el oriente y esperado por pastores que le llevaron especias como regalo; tuvo doce discípulos; fue llamado el Buen Pastor e identificado con el cordero; también fue llamado el Redentor, el Primogénito y la Palabra Universal; hizo milagros, resucitó muertos y curó leprosos, sordos y ciegos; murió hacia los 30 años por la salvación de la humanidad y el sol se oscureció a su muerte; resucitó de entre los muertos, ascendió al cielo y fue la segunda persona de una Trinidad. Zoroastro fue bautizado en un río con agua, fuego y viento santo; fue tentado en el desierto por el Diablo y empezó su ministerio a los 30 años; expulsó demonios y le devolvió la vista a un ciego; predicó sobre el cielo y el infierno, sobre la resurrección, el juicio, la salvación y el apocalipsis"