viernes, 24 de agosto de 2012

Falling Skies

Y ya me vi los diez capítulos de la segunda temporada de Falling Skies.

Y aún me pregunto porque la sigo viendo.

Los personajes son terribles, sus reacciones a lo que está pasando son increíbles por estúpidas e ilógicas (descubren un grupo de humanos que tiene un trato con los invasores proporcionándoles niños para su ejército y los dejan libres con una simple amenaza, se organiza una comunidad de sobrevivientes y el protagonista se da golpes de pecho ya que espera una democracia verdadera en un estado de continua amenaza y guerra), los capítulos están llenos de moralina y mensajes al estilo "la bondad y el sacrificio son el único camino para continuar adelante", las gringadas de comparar la invasión extraterrestre con la guerra de independencia en el siglo XVIII son cada cinco minutos y siempre acompañadas con la respectiva star sprangled banner, algunos capítulos (El precio de la grandeza, episodio 9 segunda temporada) parecen escritos por un grupo de guionistas de la NRA.

Pero la sigo viendo.

Quizás es que sigo esperando que los extraterrestres se hagan más profundos y complejos, que expliquen sus motivaciones como algo verdaderamente extraño y alienígena y dejen de ser unos malos canallas de telenovela (sorpresivamente algo así se vislumbró en la segunda temporada), que esos nuevos humanos, los jóvenes que ya no poseen el arnés de control, se conviertan en los verdaderos protagonistas de la serie, si es posible que maten a Tom Mason, a su hijo Matt, a Lourdes, al capitan Weaver, y que contraten a los guionistas de Los Sopranos o Carnivàle para hacer algunos capítulos de la tercera temporada.

Quién sabe, la esperanza es lo último que se pierde.