El mundo y sus demonios, de Carl Sagan
Creo que unas de las tantas causas de muertes inútiles en el mundo son la superstición, las creencias dogmáticas en religión y en política y el desconocimiento de como es el verdadero pensamiento científico. Se me ocurre pensar que un libro como El mundo y sus demonios de Carl Sagan debería servir para acabar con esto, aunque sea en una pequeña fracción, pero a veces me pregunto si esta clase de libros los lee quien debe leerlos.
Que no soy yo precisamente quien necesita leerlos (que me cuesta imaginar algún creyente leyendo Por qué no soy cristiano de Bertrand Russell, por ejemplo) y pienso si está clase de reflexiones solo terminan dando vueltas en el club de los racionalistas o por el contrario de alguna forma llegan a tocar, aunque sea para crear alguna pequeña comezón mental, las cabezas de tantos creyentes de teorías pseudocientíficas y propagadores de falacias.
Mi esperanza es que si, aunque sea en una mínima proporción, libros como el de Sagan ayudan a que alguien se de cuenta de algunos dogmas estúpidos que carga por pura costumbre y entienda que una transfusión de sangre no va a ocasionar su perdición en el Purgatorio, que ese cáncer tiene mejores probabilidades de curar con algo mejor que unos ramazos de ruda, que no hay poderes ocultos en santos sudarios o en collares de piedritas de colores y que no van a venir ningunos extraterrestres a rescatar su alma luego de ese suicidio colectivo.
O quizás no, quizás debí escoger para esta entrada un manual de primeros auxilios y dejarme de pendejadas.