Desde su posición en el interior del edificio, el fulgor de los trópicos es un rectángulo lejano salpicado de refugiados que contemplan la calle sin nada que hacer ni adónde ir. Un puñado de tarjetas amarillas deambulan por los pasillos arrastrando los pies. Llantos de bebé; sus vocecitas resuenan en el cemento caliente. En alguna parte, en las alturas, se oyen gruñidos sexuales. La gente folla en los pasillos como animales, a la vista de todos, porque la intimidad es algo inalcanzable. Qué familiar resulta todo. Es asombroso que una vez viviera en este mismo edificio, que morara en esta misma perrera.
En el siglo XXIII (me enteró que es el siglo XXIII por la nota en la Wikipedia, que en el libro no recuerdo si lo especifican), luego de lo que se llamó "la expansión", con el fin de los combustibles fósiles llegó "la contracción"; Bacigalupi nos describe un mundo donde se acabaron los rápidos vuelos en aviones, donde las principales fuentes de energía son el metano, humanos pedaleando y enormes elefantes modificados (megadontes) empujando engranajes o apretando muelles en complicados motores a cuerda. Pestes creadas genéticamente asolan los cultivos y las grandes empresas que las crearon venden sus semillas inmunes apoyadas por ejércitos privados.
En un Bangkok amenazado por las aguas del mar nos encontramos con la capital de un reino cerrado al mundo exterior, tratando de evitar a toda costa las pestes extranjeras, un reino envidiado por sus reservas genéticas, donde políticos, militares, empresarios occidentales, mafiosos locales y chinos inmigrantes maniobran unos contra otros, creando y rompiendo alianzas, maquinando traiciones y conspirando para obtener beneficios y venganzas.
Emiko es
la chica mecánica, un
neoser (un humano artificial) japonés, diseñada exclusivamente para servir y obedecer, "más japonesa que los mismos japoneses", abandonada por su dueño en Bangkok por ser menos costoso buscar una nueva que pagar un pasaje de regreso, sin derechos y en situación ilegal, abusada y maltratada en un burdel de mala muerte, será finalmente una de las causas de que todo se desate en un final caótico y de destrucción.
Biopunk me entero que se llama el género pero al leer sobre pobres, inmigrantes y criminales que viven en las abandonadas enormes torres de Bangkok no puedo dejar de pensar que para mí es
noticia diaria, ya nosotros vivimos
la contracción.
La chica mecánica es la primera novela del estadounidense
Paolo Bacigalupi, premio Nebula, Hugo y Locus, alabada mil veces por la crítica, llega a mis manos apenas tres años después de su publicación en idioma original (extraordinariamente una editorial
mainstream como Plaza y Janés apostó por este libro de ciencia ficción y lo editó en español) y pude leerla gracias a una edición electrónica (que a menos que aparezca la película -caso Juego de Tronos- dudo que la vea en los anaqueles de las librerías nacionales).
No puedo opinar si merece o no los premios ganados cuando no he leído a los otros finalistas pero en verdad me tengo que sumar al coro de alabanzas (aburrido que es uno). Un cyberpunk sudado, sucio y más deprimente de lo normal, un cierto aire a Joseph Conrad con esos occidentales buscando fortuna en un país del que no entienden su idiosincrasia, pequeños héroes incapaces de vencer a las maquinarias políticas y traidores atormentados por sus fantasmas.
Buena ciencia ficción y buena literatura, supongo que habrá uno que otro "educado" que la llamará evasión.