Son libros que me parecen geniales, como todas las listas alguno quizá sobre, seguro que otros faltan:
El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien (1954)
Estuve a punto de no ponerlo en la lista. De libro de culto para unos pocos iniciados se ha convertido en un best seller de esos que llenan las vidrieras gracias a Peter Jackson y sus películas.
Pero no puedo dejarlo pasar, ESDLA marcó profundamente lo que sería la fantasía épica durante el siglo XX y es la causa de los cientos de clones que aparecían a cada rato y solo por eso es necesario leerlo. Como ocurre con cada adaptación cinematográfica, debe ser imposible leer estos libros sin que las imágenes de Alan Lee y John Howe nos vengan a la mente, lo que es una verdadera lástima con un libro tan lleno de descripciones como este.
No voy a mentir, lo que muchos ven como una virtud; las largas descripciones, las genealogías, las canciones y el arranque lento y pausado, son para muchos otros graves defectos que impiden continuar con la lectura.
Pero hay que intentarlo... si es posible olvidando lo visto en la pantalla.
La espada rota, de Poul Anderson (1954)
En La espada rota nos vamos a encontrar con una historia mucho más cercana de las sagas nórdicas, en un mundo de hadas paralelo al nuestro el reino de los elfos está en lucha con el reino de los trolls y un humano, robado en la cuna al nacer, será el encargado por el Destino de ponerle final.
Dioses vikingos, crueles guerreros, gigantes, trolls y unos elfos bien desgraciados para nada parecidos a los de Tolkien son los protagonistas de esta novela, corta pero intensa.
El perro de la guerra y el Dolor del Mundo, de Michael Moorcock (1981)
En mi opinión, un libro tan bueno que no parece escrito por Moorcock.
Urich Von Beck, mercenario y asesino alemán durante la Guerra de los Treinta Años llega a un castillo solitario al cruzar una zona desolada solo para encontrarse con un Lucifer cansado y arrepentido quien a cambio del alma (ya condenada) de Von Beck le asigna una misión: encontrar el Santo Grial para salvar a la humanidad y de esta forma obtener el perdón de Dios.
La novela es corta, con una idea muy interesante ¿puede el demonio arrepentirse de sus pecados? y el protagonista no es ese habilidoso espadachín de diálogos pomposos que tan frecuente describe Moorcock.
Hay unas continuaciones que nunca extrañé y más tarde Moorcock lo convirtió en otra re-encarnación de su Campeón Eterno pero eso es otra historia que puede dejarse a un lado.
Once relatos escritos por la argentina Gorodischer que sin ningún orden especifico nos cuentan historias grandes y pequeñas alrededor del" Imperio Más Vasto Que Nunca Existió".
Son pequeñas instantáneas, maravillosa y poéticamente escritas, que intentan representar el auge, caída y el nuevo auge de cualquier Imperio a través de la historia de reyes, emperatrices, guerreros, ladrones, hombres comunes, incluso una ciudad como protagonista.
Una verdadera maravilla narrada con el estilo de los antiguos contadores de historias.
Bosque Mitago, de Robert Holdstock (1984)
Bosque Mitago es una novela fascinante y para mi resultó novedosa en su tratamiento aunque el tema sea algo usado; el protagonista vuelve a su casa después de la Segunda Guerra Mundial para encontrar a su hermano obsesionado con el pequeño bosque vecino y una hermosa chica que lo abandonó para esconderse en él. Cuando su hermano se pierde a su vez en el bosque el protagonista empieza a descubrir la razón de la obsesión de su hermano al leer los diarios de su padre fallecido (con la misma obsesión): el bosque es un laberinto inmenso que pareciera no tener fin y donde los arquetipos de nuestro inconsciente colectivo se hacen carne; Robin Hood, Cernunnos, Ginebra lo habitan con distintas re-encarnaciones.
Es un libro algo extraño, se aleja de los héroes de espada y brujería y camina más por la borrosa línea del miedo a lo desconocido y nuestros temores antiguos.
Soldado de la niebla, de Gene Wolfe (1986)
Este es el diario en primera persona de Latro, un mercenario romano que al parecer luchaba con las tropas del Rey Jerjes en las Guerras Médicas, digo al parecer porque Latro no recuerda nada, una herida en su cabeza durante la batalla de Platea hace que olvide todo al día siguiente por lo que tiene que mantener un diario para leerlo en la mañana y poder recordar un poco de su vida.
El extra es que con ese golpe que le produjo la amnesia Latro ganó la habilidad de ver el mundo sobrenatural de dioses y espíritus, encuentros que narra en su diario con la tranquilidad del que nada sabe y por lo tanto nada le asombra.
La lectura se dificulta por la enorme cantidad de referencias a la historia y mitología griega, al uso literal que hace Latro del idioma (llamar cordeleros a los espartanos por ejemplo) y al hecho de que de vez en cuando Latro olvida actualizar su diario o hay páginas perdidas, pero eso no importa, el libro es único en su estilo y no puede ignorarse.
Wolfe continua con dos novelas más: Soldado de Árete y Soldado de Sidón para aquellos completistas (aunque sin un final completo aún).
Wolfe continua con dos novelas más: Soldado de Árete y Soldado de Sidón para aquellos completistas (aunque sin un final completo aún).
La última partida, de Tim Powers (1992)
Los dioses tienen mucho tiempo muriendo y resucitando; Osiris, Dionisio, Mitra, Jesús. Su avatar actual reside en Las Vegas y necesita de un cuerpo para trasladar su alma, cuerpo que se consigue en un juego de poker que se realiza cada 20 años; La Ascensión.Las cartas como imágenes de los dioses y de sus poderes, el caos y el azar controlados y representados en el Tarot de los que las cartas modernas no son más que representaciones. Las Vegas como un Monte Olimpo donde los poderes de los dioses se enfrentan.
Tim Powers tiene muchos libros que se mueven por las difusas fronteras entre la magia, el terror, la fantasía épica y el steampunk, pero en mi opinión, aunque La última partida es un libro difícil de comprender en sus inicios, es menos desatado y desaforado, más contenido, que el resto lo que lo hace mucho más disfrutable.
El último deseo, de Andrzej Sapkowski (1993)
El polaco Sapkowski hace una novedosa aproximación a la novela de espada y brujería en este fix up de cuentos donde el brujo Geralt de Rivia intenta ganarse la vida de pueblo en pueblo matando monstruos, destruyendo maldiciones y acabando con forajidos por encargo de sus habitantes.
Una visión satírica de los tradicionales cuentos de hadas pero escritos de una manera que recuerdan más al western gracias a este personaje oscuro, cínico, callado, de "gatillo rápido" y sin muchas aspiraciones.
Un verdadero soplo de aire fresco en el género, como en muchos de estos casos la historia se extiende en una serie de siete libros donde a partir del tercero son novelas pero igual las historias son novedosas y ágiles.
¿Qué se puede decir de esta cosa que se ha convertido en el gran éxito mass media de los últimos años gracias a la serie de HBO Juego de Tronos?
Bueno, se puede decir, como cualquiera con cuatro dedos de frente puede imaginarse, que a pesar de lo lograda que es la serie de TV (con sus pros y contras) no lo hace honor a los libros, que sus personajes son mucho más complejos, sus historias son más terribles, más crueles, las intrigas más complicadas, los escenarios más grandiosos y los cliffhangers mucho peores.
Que la historia de uno solo de los protagonistas bastaría para una novela de gran tamaño con cualquier otro escritor pero que Martin es un desgraciado que no lo hace así ya que en cualquier momento, y sin que le tiemble el pulso, es capaz de pasarlos al otro lado dejándonos con la boca abierta y los ojos como platos.
Y el que aún no sepa de que va Canción de Hielo y Fuego pues es la historia de fantasía épica de la guerra entre distintas casas nobles por el trono del enorme reino de Poniente (el Trono de Hierro) pero de una manera que evoca a Los Sopranos mezclados con Ricardo III. Hay magia, pero no mucha, y hay política y asesinatos, bastantes.
El gran dolor, es una obra inconclusa cuyos más acérrimos lectores han seguido durante los últimos 18 años y cuyo autor "promete" finalizar en los próximos dos libros.
Quizás ahora si lo haga presionado por los ejecutivos de una poderosa cadena de televisión.
Jonathan Strange y el Señor Norrell, de Susanna Clarke (2005)
Una mujer que prácticamente no ha escrito otra cosa (excepto una recopilación de cuentos alrededor del mismo mundo mágico) llega con este ganador del Premio Hugo 2005 a mejor novela donde la Inglaterra de comienzos del siglo XIX experimenta un renacer de la magia, dormida desde cientos de años atrás, gracias al Señor Norrell y a su pupilo Jonathan Strange, dos verdaderos magos.
La novela costumbrista de Jane Austen y Charles Dickens, con su descripción de sus costumbres y normas sociales, diálogos divertidos e ironías, mezclada con las leyendas tradicionales de hadas inglesas; seres caprichosos, malcriados, malvados, acostumbrados a obtener lo que desean.
Una mezcla que en mi opinión funciona muy bien.