Ilium
Dan Simmons, 2003
Ediciones B, 2206
Traductor: Rafael Marin.
"No creo en Dios con "D" mayúscula y, a pesar de su evidente corporeidad, no creo en los dioses con "d" minúscula, no como fuerzas reales del universo. Pero si creo en la puta diosa Ironía. Engaña constantemente. Gobierna a hombres y a dioses y a Dios por igual.
Y tiene un perverso sentido del humor."
Así se expresa Thomas Hockenberry, cínico profesor universitario de nuestro siglo XX, especialista en la Iliada, quien ha sido extrañamente resucitado por unos poderosos dioses del Olimpo en el futuro y obligado a trabajar para ellos como observador en la Guerra de Troya, extraño juego en el pasado donde estos dioses han decidido divertirse con los humanos al estilo clásico descrito por Homero.
En un futuro tan lejano donde la Tercera Ley de Clarke (Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia) es el pan nuestro de cada día; nanotecnología, agujeros de gusano, viajes por el tiempo y efectos cuánticos a macroescala convierten a unos posthumanos medio dementes en dioses griegos medio dementes.
Tres historias paralelas: Hockenberry y las intrigas de los dioses alrededor de Troya y del Monte Olimpo, humanos eloi decadentes en una Tierra despoblada y una misión de los moravecs (especie de cyborgs) de Júpiter a un Marte terraformado para descubrir que están haciendo estos posthumanos, crean una asombrosa novela, apabullante y llena de maravillas, un divertimiento total que te engancha con esos malditos cliffhangers a los que tan adicto es Simmons.
Refrescante historia, con maravillosas aventuras y extraños personajes (como esos simpáticos cyborgs amantes de Shakespeare y Proust) se suceden uno tras otro en este regreso a una de las razones por las que empecé, hace tantos años, a leer novelas de aventuras.
Debido a la extensión, presentado en la edición en español en dos tomos, El asedio y La rebelión, en realidad es una sola novela y como tal debe ser leída. Muy bien ganado ese título de clásico moderno de la ciencia ficción. Indispensable para el amante de la ciencia ficción desbocada.
Sin desperdicio la narración en primera persona de Hockenberry, testigo del siglo XX en la Grecia Clásica, y sus divertidas referencias al mundo actual comparando a Aquiles con un Schwarzenegger guapo pero igual de estúpido o el ataque con una espada con el revés a dos manos de Agassi.
"Miro a mi jurado de mujeres troyanas: la esposa de Príamo, la madre de Escamandrio, las sacerdotisas de Atenea, una sibila con poderes paranormales. Luego a esta mujer-niña maldita por las visiones y a Helena, esposa de Menelao y Paris. En conjunto, preferiría el jurado de O. J. Simpson."