viernes, 9 de enero de 2009

Meridiano de sangre

Cormac McCarthy, 1985
Blood Meridian, Or the Evening Redness in the West
Editorial Debate, 2001
Traductor Luis Murillo


Sangre y licor se desparramaron y el hombre se dobló de rodillas y puso los ojos en blanco. El chaval había soltado ya el cuello de la botella y se pasó la otra a la mano derecha al estilo bandolero sin dejarla caer y de revés la sacudió contra el cráneo del cantinero y justo cuando el otro caía le incrustó el borde mellado en el ojo.


El chaval no tiene nombre (o por lo menos no llegaremos a conocerlo por otra cosa cosa que no sea el chaval), siendo apenas un adolescente escapa de los maltratos de su casa para participar en múltiples peleas, unirse a un grupo de mercenarios yanquis buscadores de fortuna en México y salvarse del ataque de un grupo de apaches. Terminará en la banda de Glanton, un grupo históricamente cierto de cazadores de cabelleras a sueldo, quienes en un recorrido salvaje por la frontera mexico-estadounidense asesinarán, robarán y violarán por igual a personas de cualquier raza y color hasta convertirse ellos mismos en prófugos de la justicia.

Una especie de némesis lo acompañará en este recorrido sangriento; el Juez Holden, un enorme, poderoso y demente personaje, extraño filosofo de la guerra y la violencia, quien haciendo el papel de líder espiritual de este insensato grupo incitará y defenderá el pillaje y la muerte.

Difícil para arrancar, McCarthy escribe diálogos sin guiones, citas sin comillas, aparecen y desaparecen personajes identificados a veces por distintos nombres, en un estilo que recuerda el relato oral de algún testigo de primera mano algo ebrio; largos textos sin pausas e hilos de la narración que no conducen a ninguna parte para regresar al inicio. Narraciones crueles y despiadadas que se mezclan con descripciones casi poéticas del paisaje, caracterizadas por enumeraciones que casi son golpes al lector, un paisaje que de una estupenda manera se convierte en el estado de animo de sus personajes ¿o el estado de animo de esos personajes será un producto de ese paisaje?.

Primer encuentro personal con Cormac McCarthy en este western cruel y desalmado, sin concesiones para nadie, en una historia que se desarrolla en un para nada romántico Oeste americano; hombres crueles, sin ética ni moral, capaces de asesinar a cualquiera por unas monedas y a veces de gratis. Violadores, asesinos, criminales que no conocen el arrepentimiento.

Final ambiguo de los que no me gustan, no importa, en la pila de pendientes están Suttree y La carretera, ya les caeremos.

La tormenta se acercó por el suroeste y los relámpagos iluminaron el desierto a su alrededor, azul y árido, grandes extensiones estruendosas surgidas de la noche absoluta como un reino diabólico invocado de repente o tierra suplantada que no dejaría rastro ni humo ni ruina llegado el día, como no los deja una pesadilla.

2 comentarios:

Mr. G dijo...

No sé por qué, pero leyendo ésto vino a mi mente un western spaghetti llamado algo así como "Voy, lo mato y vuelvo". Nada como la sinceridad desde el título.

Por cierto, volví a la blogósfera :)
Feliz año

Anónimo dijo...

sin ánimo de ofender a la madre patria, pero me alegro de no haber podido dar nunca con esta versión y haberme roto las pestañas con el original (cosa por demás gratificantes, desde ya). "el chaval"!