miércoles, 3 de noviembre de 2010

La guerra interminable

William Mandella es un joven estudiante de física reclutado para una guerra de la que no están muy claras las razones ni motivos. En sus breves retornos a la vida civil se encuentra totalmente fuera de lugar, en medio de una sociedad a la que no entiende y que no lo entiende.

Convertido en un hombre extraño hasta para su familia, no encuentra "hogar" excepto en el mismo ejercito a donde no le queda más remedio que regresar, hacer carrera y cumplir órdenes absurdas, algunas criminales, para un gobierno que controla los medios de comunicación y que lo quiere convertir en héroe ejemplar en una lucha cada vez más fanatizada de nosotros contra ellos, un ellos al que no hay ningún intento de comprender ni tratar.

Obviamente es una historia de guerra pero además es una novela de ciencia ficción; el enemigo son los taurinos, una civilización extraterrestre enfrentada con la humanidad por el control de los túneles de gusanos que comunican la galaxia (colapsares los llaman en el libro), el viaje a través de los colapsares es instantáneo pero el traslado a cada portal es a velocidad sub-lumínica con todo lo que esto implica en la dilatación temporal; una breve misión de algunos meses pueden ser siglos en la Tierra. Completamente incomunicados de sus bases militares desconocen a que se enfrentarán, que avances militares pudo haber creado el enemigo desde el último encuentro y, por supuesto, desconocen que encontraran al regresar (si es que regresan ya que el porcentaje de bajas es groseramente alto).

Curiosamente auto-biográfica, Joe Haldeman (graduado en física y veterano de Vietnam en los 60s) maneja la dilatación temporal como una metáfora del desarraigo que sufren los veteranos de guerra actual al regresar y realiza una fuerte crítica a lo absurdo de la guerra y al estamento político-militar-empresarial que la ve como el gran negocio.

A diferencia de gran cantidad de historias de ciencia ficción militar y space-operas, el protagonista no es ese héroe esforzado en misiones salvadoras de la humanidad. Renuente a pelear, participa en fracasos militares, operaciones incompletas y presencia gran cantidad de bajas por accidentes, errores y fuego amigo. Haldeman si estuvo en combate y en cierta forma esto se nota.

Todo un clásico (1974) que ha pasado a formar parte de mis 10 primeros en la ciencia ficción que no se deben perder.

Ridley Scott adquirió los derechos para la película...y la quiere hacer en 3D luego del éxito de Avatar.

Da miedo.

1 comentario:

Clau dijo...

No conocía la obra ni al autor siquiera. Pero si la dejas entre tu top-ten de sci-fi, evidentemente habrá que ponerse manos a la obra y tratar de conseguirla pronto... antes que Ridley Scott estrene la película, como mínimo. ;)