Siempre me ha dado algo de miedo eso de la "inteligencia colectiva", cuando un montón de gente se reúne para hacer algo lo que me viene a la mente son los muertos pisoteados cuando esa misma "gente" entra en pánico en cualquier manifestación religiosa en la India, en las peleas entre las hinchadas de cualquier juego de fútbol de fin de semana, las carreras por comprar franelas a mitad de precio en algún Black Friday gringo e incluso en la compra de un celular en oferta por el día de las madres en la socialista república bolivariana.
La opción por defecto en mis creencias es dudar de las decisiones del pueblo soberano, supongo que es una actitud construida por sufrir décadas de decisiones mal tomadas (a las que yo también contribuí, no lo puedo negar).
Y ahora me entero que Islandia está en una onda constituyente. Visto los problemas políticos y económicos sufridos en los dos últimos años han decidido re-escribir su constitución, darle una patada al gobierno y empezar de nuevo con bases sólidos y novedosas.
Y resulta que con los islandeses mi natural desconfianza y falta de fe en la raza humana ha desaparecido en gran parte, tengo casi la seguridad de que van a salir adelante (y de manera exitosa) en su nuevo proyecto de carta magna. En principio porque Islandia, más que un país, es una ciudad estado muy extendida de apenas 320.000 habitantes, en cierta forma me recuerda a esas ciudades griegas de hace dos mil y pico de años donde la gente podía expulsar a un político fastidioso marcando su nombre en conchitas de ostras reuniéndose en el mercado.
Luego, lo que debe ser una tradición en los países nórdicos y su herencia desde la época de las correrías vikingas; la idea de la asamblea popular o Thing para decidir asuntos legales y como manera de oponerse al despotismo de reyes y jefes tribales, una cultura acostumbrada a decidir por consenso.
Pero lo más importante, un país donde el acceso a la Internet es del 90% y donde se destina más del 7% del PIB a la educación y que está ubicado en la posición 17 del índice de Desarrollo Social del PNUD no va a decidir su futuro con asambleas y delegados tradicionales ni con los típicos discursos desde el podio y amenazas e insultos al opositor a la que estamos acostumbrados, si no con el uso masivo de las redes sociales (Mode Ironic=ON ese demonio que separa y aleja a los seres humanos y los convierte en títeres y engendros asociales pegados a un computador Mode Ironic=OFF); los artículos se discuten públicamente y se les hacen sugerencias y recomendaciones a través de Facebook y Twitter, por YouTube se muestran entrevistas a los constituyentes y pueden seguirse los debates en vivo por la página correspondiente, de la que por supuesto no entiendo nada.
En mi opinión, un pueblo que decide buscar la solución a sus problemas en las tecnologías, avances e ideas del siglo XXI más que en políticas, políticos y líderes fallecidos en los siglos pasados y modelos ya caducos tiene en verdad en sus manos las cartas correctas, habrá que ver como las juega.
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