sábado, 27 de enero de 2007

La trampa maestra


Headlong, 1999
Michael Frayn
Salamandra, 2000
Traducción: María Luz García de la Hoz


Martin Clay es un universitario, filosofo y especialista en arte, quien se muda al campo, junto a su esposa y su hija recién nacida, durante su año sabático para completar un trabajo de grado. Durante una cena en la casa de unos vecinos, antiguos terratenientes venidos a menos, descubre lo que puede ser un cuadro desconocido de Peter Bruegel y es cuando decide engañarlos para hacerse con la pintura y de esta manera resolver el resto de su vida y la de su familia.

Se podría decir que la historia se reparte en dos tramas: Martin, su investigación, sus chapuceros engaños, sus dudas y vacilaciones acerca de la autenticidad del cuadro, la crisis familiar que se genera, sus justificaciones, y por otra parte la vida de Bruegel y la situación político religiosa del Flandes del siglo XVI. Casi que están repartidas mitad y mitad y en ciertos momentos la historia del drama de la reforma y la contrarreforma y la represión de España sobre los Países Bajos es más interesante que la misma crisis del filosofo convertido en mal estafador.

El libro lo leí entre muchas interrupciones por otras lecturas por lo que me costó engancharme y apreciarlo bien, hubo momentos donde me costó continuar. Pienso que se debe, más que todo, a que lo agarré con una idea preconcebida de una historia satírica inglesa al estilo Tom Sharpe y resultó ser algo a mitad de camino del ensayo histórico y esa misma sátira.

Eso sí, los personajes están bien construidos, hay una fina burla a la clase universitaria y sus estudios elevados y conocimientos sofisticados en contraposición a esa oligarquía campestre decadente, más práctica, y sus artimañas para sobrevivir.

Creo que se puede recomendar, si como a mí, al lector le gusta el humor ácido pero también la historia y el arte.

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