domingo, 23 de diciembre de 2007

Ciudad Permutación


Greg Egan, 1994
Permutation City
Ediciones B
Traductor: Pedro Jorge Romero



"Yo se quien soy. No soy humano —hundió el puño en el pecho, penetrando sin esfuerzo la camisa, piel y costillas, y se arrancó el corazón [...] su corazón siguió palpitando sobre la mano, como si nada hubiese sucedido..."



A mediados del siglo XXI los seres humanos (o por lo menos los que tienen el dinero suficiente) pueden hacer escanear sus mentes de manera tan completa que toda su personalidad y recuerdos son convertidos en software y de esta manera sobrevivir (o vivir de manera paralela) a la vida "real" como un programa, una Copia, dentro de la web.

Las Copias mantienen todos sus recuerdos y su personalidad y aunque la cantidad de procesamiento necesario para ejecutarlas ralentiza su vida por lo menos 17 veces con respecto a la vida real, son reconocidas como individuos con derechos por muchas de las legislaciones en el mundo. Algunas copias con el suficiente capital poseen garantizado el hardware para ejecutarse mientras otras pasean por los servidores a lo largo del mundo buscando los TIPS (Terainstrucciones/segundo) más económicos.

Con la posibilidad de convertirse en lo quieran, con el aspecto que desean, transformar su personalidad a voluntad, borrar o crear recuerdos, vivir cualquier experiencia, crear un estado de felicidad y gozo y alcanzar el Nirvana en cualquier momento pareciera que todo funciona bien para las copias excepto por un detalle: dependen de la seguridad y estabilidad de las redes en que se ejecutan para subsistir, afectadas igual que hoy día por los vaivenes de la política y de la economía.

Acá aparece Paul Durham, un extraño personaje quien les ofrece la inmortalidad y la seguridad en un nuevo ambiente, lejos de las inquietudes del mundo real.

Lleno de excelentes ideas creo que es asombrosa la mala leche de Egan a la hora de contarlas. El clásico ejemplo de esa ciencia ficción "de ideas" pero terriblemente mal escrita; largas peroratas técnicas no necesarias, enormes y oscuras discusiones filosóficas de esa metafísica del Polvo utilizada con poco éxito (por lo menos para mí) para explicar la creación de la Ciudad Permutación y las confusas narraciones de hechos en ese ciberespacio hacen que uno casi se olvide de lo bueno: los conflictos internos que vive una copia para aceptarse como tal, el dilema de mantener su humanidad o continuar existiendo solipsistícamente alejada del exterior, tratar de mantener la simulación de una realidad o pasar a un estado diferente con nuevas reglas físicas, además de unos de los alienígenas más curiosos e interesantes que he visto en libro alguno.

Tras cientos de referencias en la web, considerado por muchos todo un clásico moderno de la ciencia ficción, libro buscado con muchas ansias que en cierta forma me ha defraudado.

¿Será que esperaba otra cosa? Demasiado fumado para mi ordinario gusto.

4 comentarios:

Lobo7922 dijo...

¿Egan no es el que siempre pone un problemon amoroso y un rollo con la esposa? Cuando a uno no le interesa eso para nada :D

Juan RRR dijo...

Ni idea, creo que es lo único que he leído de Egan.

Mr. G dijo...

Dada la fecha, sólo puedo desear que te regalen un libre menos decepcionante.

También puedo recomendarte El Contrabajo de Patrick Süskind. No es ciencia ficción, pero es bueno.

Felices dudas razonables, nos vemos en enero.

Unknown dijo...

Malo, malo (tú, no el libro).

Te digo que está en mi categoría de culto.
Será que me gusta el fume literario. Tengo que leerlo de nuevo, hay cosas que no me quedan claras.

Ahora que uso Linux e inicio una máquina virtual con Windows, siento que estoy en cierto modo, en los albores de Ciudad Permutación