lunes, 2 de febrero de 2009

Sombras sobre Baker Street


Shadows over Baker Street, 2003
Steven-Elliot Altaman, Elizabeth Bear, Poppy Z. Brite, Simon Clark, David Fergunson, Paul Finch, Neil Gaiman, Barbara Hambly, Caitlin r. Kiernan, Tim Lebbon, James Lowder, Richard A. Lupoff, Patricia Lee Macomber, F. Gwynplaine McIntyre, John Pelan, Steve Perry, Michael Reaves, Brian Stableford, John P. Vourtis y Davis Niall Wilson
Editorial La Factoría de Ideas, 2006
Traductor: Paz Fernández y Xesta Cabrera


Dieciocho historias enmarcadas en esta curiosa mezcla de universos; el racional mundo de Sherlock Holmes enfrentado a la demencia y oscuridad de los Primigenios de H. P. Lovecraft ¿Que pasaría en el caso de que la lógica de Holmes se viera enfrentada a ese mundo que se encuentra más allá de la comprensión humana, en el vacío y locura descritos en el abominable Necronominón?

Veinte autores se encargan, con diverso éxito, de acercar estos mundos en esta antología que se extiende desde los terribles recuerdos de Watson durante su servicio en Afganistán antes de conocer a Holmes hasta un último viaje en compañía de Moriarty a un infierno peor que el de las trincheras de la Gran Guerra bien entrado el siglo XX.

A destacar, en mi opinión, el cuento que abre la antología: Neil Gaiman y su Estudio en esmeralda con el que nos lleva un mundo donde los Primigenios despertaron y constituyen una sádica y cruel nobleza que rige los destinos de los seres humanos, idea estupenda que casi espera uno ver desarrollada en una novela larga.

Obviamente, el cadáver no es el de un simple hombre; el color de la sangre, el número de extremidades, los ojos, la posición del rostro...Todas estas cosas hablan de sangre real.

Y Las máscaras sollozantes de James Lowder, una extraña peste azota a un pueblo en Afganistán y Watson debe enfrentarse a los terribles servidores de unos malvados dioses. Creo que debe ser la que mejor se acerca a esa oscuridad, crueldad y decadencia repugnante con la que Lovecraft impregnaba sus historias.

Unas voces poco acostumbradas a hablar se unieron a la plegaria, hasta que la cámara se llenó de un espantoso alarido, parecido a los gritos proferidos por los ahogados desde el fondo de un lago

Ninguna historia defrauda (aunque hay unas bastantes flojas), en conjunto un aprobado para una recopilación en la que se echa de menos una breve reseña de los distintos autores, la mayoría completamente desconocidos para mi.

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