Una de sus líneas de publicación se refiere a la ciencia ficción y se llama Noticias del futuro (maravilloso ¿verdad?).
El caso es que a mis manos ha llegado el primer tomo de la colección que igualmente se llama Noticias del futuro, una recopilación (suena bien, en general las colecciones empiezan con una recopilación) realizada por un señor llamado Gabriel Jiménez Emán, de quien se dice, según el texto de la contraportada:
"sus compilaciones poseen una extensión, selección y profundidad que las diferencia de otras investigaciones"
Y me encuentro con este adefesio que reúne fragmentos de distintas novelas (exacto, leyó bien, fragmentos de novelas que de vaina llegan a un capítulo) agrupados por autor con unas minúsculas introducciones de veinte líneas totalmente superficiales, comunes, corrientes y vacías que ni siquiera intentan mostrar la relevancia o el porque de los fragmentos escogidos.
Y como la política del estado es publicar cualquier cosa, el mamarracho en cuestión tiene UN SEGUNDO TOMO.
¿Tan difícil era buscar un grupo de jóvenes escritores y realizar una compilación de cuentos y relatos cortos con sus opiniones acerca del género? ¿De quien será compadre o cuñado Gabriel Jiménez Emán?
Una amiga me dijo más o menos con estas palabras: "no se que puede ser peor, que a las editoriales de nuestros países no les interese a ciencia ficción o que si les interese la ciencia ficción".
Por supuesto, tiene toda la razón.
11 comentarios:
Y el HORROR de la introducción posmo. Enrevesada, vacía, usando palabros complicados puestos sin ton ni son para decir perogrulladas. Tomadura de pelo total. Yo llevo ya 20 años en este negocio de la CF y me ha parecido de las peores introducciones que he leído, amén de, como dices, el esperpento de publicar fragmentos porque sí. Como si no hubiese miles de relatos de los mismos autores escogidos.
jajajajajaja... por eso los regalan. Todo conspira incluso contra aquellos que escriben sobre esas misma teorias
Ups, Juan, me robaste mis palabras y no respetaste la licencia Creative Commons; atribución... ;-D
(Yo fui quien dijo eso. Ala.)
Claro Juan!
Los revolucionarios desconocen la calidad porque carecen de ella. Es que son así, por donde los mires.
Eh, eh, eh, tampoco así. Si vamos a etiquetar, yo conozco muchos anti-revolucionarios que son iguales o peores.
Al menos esta gente hizo algo por el género, mal hecho, pero por algo se empieza.
Guido: la introducción fue lo peor, dificilmente superable.
Newton: ya lo comenté en otro lado, regalan entre comillas, maquetación, impresión, encuadernación y distribución cuestan, adivina quien lo paga.
Susana 1: añadido enlace ;)
Maribel: ya lo hablamos demasiado hoy en la mañana :)
Susana 2: tienes toda la razón, pero el hecho es que quien hizo este esperpento se denomina revolucionario, lo esperpentos de anti-revolucionarios también se criticarán en su momento y, aunque no llevo estadísticas, solo comparar los productos de El perro y la rana con los productos de Monte Avila de hace quince años te da un valor generalizado del nivel de calidad de la producción editorial revolucionaria.
Lo que pasa, Juan, es que existe una muy mala costumbre de etiquetar y generalizar. Que la editorial sea del estado y que Ricardo Romero sea revolucionario bolivariano mesmo no quiere decir que todo lo que hacen los revolucionarios sea de baja calidad. El mismo Jiménez Emán, no sé cuál es su afiliación política (y no me interesa averiguarlo, porque el hecho importante es que tú lo oyes hablar en la FILVEN y no sabes cuál es su afiliación). Y no me digas que por trabajar para EPYLR lo hace revolcionario: a Ronald y a mí no nos han preguntado si somos chavistas para poder participar ni en la revista ni publicar un libro en su nueva serie. Sin ir muy lejos, Javier Domínguez, que salió el la revista con dos cuentos, no es chavista.
El verdadero problema, y lo voy a decir, es que en la administración pública se trabaja por proyectos. Tengo que llenar una cartera de proyectos para que me den dinero para pagar sueldos. Luego no importa si esos proyectos son una mierda. Y eso ya era así antes de la revolución.
"Tengo que llenar una cartera de proyectos para que me den dinero para pagar sueldos"
Esto es verdad
"Luego no importa si esos proyectos son una mierda. Y eso ya era así antes de la revolución."
Y esto es mentira ¿Como lo se? Porque tengo años relacionado con la administración pública, no yo directamente como empleado de ellos, pero si como familiar de personas que han trabajado en proyectos de la administración pública que funcionaban (el Metro de Caracas y Vivienda Rural, por ejemplo) y se exactamente como se desmontaron trabajos que funcionaban por desconocer lo que es calidad.
Yo vi el catalogo publicado de Monte Avila, yo disfruté una decena de Festivales Internacionales de Teatro, yo ví exposiciones de calidad en los museos del país. Llenarse de una cartera de proyectos aunque sean una mierda puede ser una característica de la administración pública pero actualmente está groseramente extendida y decir "antes de la revolución era así" también es una generalización.
Antes de la revolución ya se trabajaba por proyectos, eso fue lo que quise decir con que "antes era así". Sobre el tema de la calidad, es cierto que todo se ha degradado terriblemente en estos últimos 12 años, pero es una falacia afirmar que antes de eso todo era un lecho de rosas. Habían guisos, y habían proyectos de mierda. Y hoy hay proyectos de mucho valor, a pesar de ser financiados y evaluados por el Estado.
Tal vez me equivoque, pero yo creo (a raíz de lo que he oído de boca de la gente del CENAL y de la editorial) que el tema de estos libros es el resultado de "tenemos dinero, hay que hacer algo para que el año que viene nos den más" y "si no nos movemos rápido, no terminamos a tiempo y nos quitan el presupuesto" y "que salga lo que haya, como esté, para acabar a tiempo" y también "vamos a meternos en esto, que se ve bien fácil" (y puedo vivir con todo lo anterior, pero lo último es lo que verdaderamente me duele).
Y además hay una "orden del ejecutivo" que exige publicar un número de libros mensuales.
Sí, bueno, Carlos tiene que hacer una cierta cantidad de calibraciones anuales. Sólo que él tiene bien estipulado la cantidad máxima que puede hacer sin menoscabar la calidad de su trabajo. El problema no es que sea una cantidad mínima, el problema es que sepan cuánto pueden hacer y hacerlo bien.
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