jueves, 25 de junio de 2009

¿Se murió Keith Richards?



Murió Michael Jackson de un infarto (hasta el momento).

Era vegetariano, no fumaba, no bebía y salía a la calle con un tapaboca para no contagiarse de algo.

Definitivamente, como le escuché a Anthony Bourdain:
Todas las mañanas me levanto y leo la prensa, si Keith Richards no se ha muerto es que lo estoy haciendo bien

martes, 9 de junio de 2009

El ángel más tonto del mundo

The Stupidest Angel
Christopher Moore, 2004
Editorial La Factoría de Ideas, 2008
Traductor: Omar El-Kashef

A Kendra, la Nena Guerrera de Allende la Frontera, maestra de combate de la arena de aceite hirviendo, asesina de los monstruos, perdición de los mutantes, azote de los piratas de arena, protectora de sangre del pueblo termita -hormigueros siete a doce-, le gustaba el queso. Así ocurrió que, en ese vigésimo tercer día de diciembre, con sus tallarines húmedos y congelados en el colador, alzó su musculoso brazo al cielo e invocó la ira de todas las furias sobre su poder superior, Nigoth, el dios gusano, por haber permitido que se olvidara la mozzarella en la caja del súper.
Pine Cove es una comunidad en California donde cada año sus habitantes deben sufrir por la llegada de cientos de turistas en diciembre gracias a su maravilloso y predecible clima. Pero este año viene El Niño, que no solo traerá una Navidad tormentosa sino que vendrá acompañada de Raziel, un ángel algo tonto e inocente, que decidido a realizar el milagro de la Navidad en este pueblo pondra las cosas algo complicadas para el alguacil Theo Crowe, quien deberá lidiar con una esposa esquizofrénica que dejo de tomar la medicación y mezcla la realidad con sus antiguas aventuras como heroína de TV, buscar un extraño individuo irrompible sospechoso de pederastía, ocultar su plantación privada de marihuana, mediar en la violencia no-familiar de ex-esposos que se odian y además deberá luchar contra una banda de zombis ansiosos por su ración de cerebros.
-Mira, no están mirando. ¿Por qué no las coges sin más?
-No puedo -dijo el hombre rubio.
-¿Por qué no?
-Porque nadie me ha dicho que lo haga.
Oh, no. El tipo parecía un adulto, pero tenía el cerebro de un crío estúpido, como el tío de El otro lado de la vida, o el presidente.
Vuelvo a la fantasía absurda de Moore, que al igual que en Un trabajo muy sucio, adolece de un final algo forzado y no muy bien resuelto (o bien resuelto si vemos que va acorde con el resto de absurdos de la historia) pero repleto de comedia negra y mala leche que engancha y divierte, un muy poco tradicional cuento de Navidad.

Obviamente que un libro con esta portada tan de auto-ayuda hubiera pasado de largo para el ojo friki buscador en librerías, se agradece el soplo que permitió ubicarlo.

jueves, 4 de junio de 2009

El soldado olvidado

Le soldat uublié
Guy Sajer, 1967
Inédita Editores, 2006

Las memorias de Guy Sajer (seudónimo de Guy Mouminoux, dibujante de historietas e ilustrador francés), un adolescente alsaciano, de padre francés y madre alemana, quien en 1942 es reclutado por el ejercito alemán para formar parte del grupo de transporte. Enviado al frente ruso en una carrera para intentar llevar provisiones a la sitiada Stalingrado terminará formando parte de la división élite alemana Großdeutschland. Participará en las batallas de Kharkov, Kursk, la defensa de Rumania y Ucrania hasta la prácticamente destrucción de la división en la Prusia Oriental y describirá el horror, el miedo, el valor, la locura y la crueldad que acompaña a la guerra.

Sajer describe lo inhumano que llegó a ser el Frente Oriental, sus inviernos a más de 30 grados bajo cero, donde los soldados mojaban sus manos en la orina de los otros para intentar conseguir algo de calor, el hambre, el cansancio continuo y la extraña relación de miedo, desprecio y admiración por el enemigo.

El libro ha estado acompañado por mucha discusión acerca de su veracidad; los errores de Sajer en la descripción del uniforme, insignias, operaciones, armas y nombres de oficiales enfrentados al hecho de que no dejan de ser las memorias de un simple soldado de a pie escritas veinte años después de los hechos narrados, libro escrito por un soldado que no tuvo una verdadera formación militar quien oculta a muchos de los protagonistas (incluyendo a él mismo) bajo seudónimos.

En mi opinión poco importa si la insignia tal iba o no en la manga derecha (por poco recuerdo que ropa me puse ayer) o si el capitán Fulanito de Tal no existió en la Großdeutschland, ese miedo, ese terror a la muerte, esos actos irracionales de valor, tal como los describe Sajer, tienen que haber sido vividos personalmente para hacerlos llegar de esa forma tan verídica al lector.

¿Memorias personales aderezadas con experiencias de otros? Quizá.

Obviamente no es ninguna maravilla, Guy Sajer no es ningún escritor de oficio por lo que en ciertos momentos se hace cansino ese estilo machacante de descripciones de combates y ese paseo al vuelo por distintos compañeros de armas que van y vienen, chirrea mucho que sea (o lo fuera para la época) un facha poco arrepentido de su admiración por ese ideal de superhombre ario y su banda de hermanos y que llegue en ciertos momentos a disculpar a Hitler de sus crímenes, pero es una historia espeluznante acerca del horror de la guerra y su irracionalidad y por lo menos no intenta esconder sus inclinaciones (ganando algunos puntos en veracidad).

Si en algunos momentos Sajer alaba la camaradería, la pasión por la vida y la fe en la amistad que genera la guerra, falla irremediablemente si intenta hacernos ver con admiración esta, sus memorias lo traicionan y no puede dejar de verse su historia como una experiencia horrible, supongo que es parte de su drama y conflicto interno.