El manantial, de Ayn Rand
Y aquí también voy a hacer trampas.
No es un libro que haya amado pero por lo menos me gustó...y bastante; la historia de ese arquitecto incapaz de vender en lo más mínimo sus ideales, enfrentado prácticamente contra todos por lo que él considera verdadera arquitectura, sin retroceder en lo más mínimo ni otorgar nada a nadie (incluyendo derribar su propio edificio que fue cambiado por los constructores), tiene que resultar, como mínimo, atractiva para cualquier adolescente que se cree dueño de la verdad en un mundo donde gobiernan los mayores incapaces de aceptar que están equivocados.
Si a esto lo juntamos con el amor tormentoso por una mujer que pareciera más bien burlarse del protagonista aunque en realidad lo que hace es ponerle metas para que el mismo se supere y alcance ese objetivo más elevado, pues el plato está servido.
Pero hoy en día, el hecho de que todos los rivales del protagonistas sean unos imbéciles malvados, me parece una manera ramplona de Rand para patrocinar sus ideas de ese "egoísmo racional" que tanto defendía (tendencioso creo que lo llaman).
Con el tiempo me he puesto viejo, me he dado cuenta de que muchos artistas sufren de exceso de ego a pesar de ser mediocres (y ese exceso de ego no los hace mejores artistas), que no necesariamente el esfuerzo individual lleva a la superación, que a veces los dados están cargados en contra (y a veces a favor) y que asegurar que solo el individualismo extremo ha logrado los beneficios y avances de los que disfruta la humanidad es, como mínimo, una exageración burda.
Y que debe haber algo masoquista (por no decir estúpido) en amar a una mujer que solo insiste en ponerte pruebas.
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