Aterrizaje en la Luna, de Hergé.
Facha, reaccionario, lleno de prejuicios y estereotipos. Acusado de colaboracionista después de la guerra, no fue hasta 1973 que Hergé se arrepintió públicamente de sus antiguas creencias políticas.
Pero eso no importa cuando eres un niño, disfruté un montón con sus historias y durante muchos años la ilustración de línea clara era mi meta al dibujar cualquier cosa. Con los años me fui dando cuenta de que algo chirriaba en esas historias, especialmente en las primeras aunque las últimas se hacían más políticamente correctas, y poco a poco las fui viendo con un ojo mucho más crítico.
Quizás Aterrizaje en la Luna no sea mi preferido (en realidad si tengo que escoger uno creo que sería El asunto Tornasol), pero con este tomo llegué a Tintín y para mi fue un descubrimiento casi mágico la calidad del dibujo, el grado de investigación y estudio que mostraba Hergé en sus trabajos y el cuidado con que diseñaba cada viñeta (acostumbrado como estaba a leer los Kalimán de mis tíos o los suplementos del periódico del domingo).
¿Cuantos recuerdos volverán a mi memoria cuando en plena vejez me siente a disfrutar de nuevo, como un niño, de las aventuras en ese enorme cohete rojiblanco con motor atómico y esos trajes espaciales color naranja?
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