viernes, 30 de diciembre de 2011

Pequeño, grande

Terrible.

Que en un libro de 671 páginas me haya dejado sin leer las dos últimas y que en verdad no me haya importado.

Reincidente que es uno, ya me había pasado con Aegypto del mismo Crowley, pero es que Pequeño, grande ganó el World Fantasy Award de 1982, algo bueno tenían que haberle visto. Además el tema no pinta nada mal; el mundo de las hadas y su encuentro con una extraña familia que tiene la capacidad de verlas e interactuar con ellas en su extraña y fantástica casona que pareciera una puerta a ese mundo "pequeño".

Pero no, me encontré con este libro donde Crowley se explaya en rebuscadas y enrevesadas metáforas, con personajes que no entienden nada de lo que pasa y por supuesto nadie se preocupa por preguntar, aclarar y mucho menos por explicarselo al lector (o sea yo).

Y pasan y pasan y pasan páginas y la historia se alaaaaarga y paseamos por todos esos descendientes de la famila Bebeagua y sus largas descripciones y reflexiones. Quizás gracias al joven Auberon y su extraña aventura en un Nueva York casi apocalíptico logré llegar al final...casi.

Pero total, supongo que soy yo el equivocado, se pueden buscar las reseñas en la web donde todos dicen que es una maravilla (al igual que con Aegypto, del que no guardo recuerdo alguno excepto que terminé odiando esa historia de amor en el campo).

martes, 29 de noviembre de 2011

Flashforward

En el año 2009 (si, ya se, es que el libro fue escrito en 1999) un experimento del CERN ocasiona un curioso salto hacia adelante, veinte años en el futuro, de la conciencia humana.

Durante un minuto y cuarenta y tres segundos toda la humanidad pierde el sentido y vive la experiencia de lo que estarán haciendo dentro de 21 años. El caos a nivel mundial es enorme; millones de muertes en accidentes aéreos, automovilísticos, caídos por escaleras o desangrados durante cirugías inconclusas.

Y entonces, además de toda la investigación correspondiente, conflictos legales y dramas personales surgirán ciertas cuestiones filosóficas ¿Existe el libre albedrío? ¿Puedo cambiar lo que vi o estoy predestinado a cumplir mi visión? ¿Lo que vi será construido a partir de mi propia visión? Personas que se ven como fracasados, parejas casadas con otras personas, el vislumbre de un futuro exitoso o de familias destrozadas, la suerte o no de haber contemplado el mercado de acciones o los resultados deportivos y lo peor de todo, no haber visto nada ¿Significa eso que estaré muerto para entonces?

Vamos, en realidad es un thriller que incluye persecución y tiros en el clímax de la novela, pero está bastante bien y se lee fácil y rápido. Buena diversión para pasar el rato.

El libro "inspiró" una serie de TV en el 2009 que no pudo sobrevivir a su primera temporada. No es extraño, era terriblemente mala; el guión parecía un colador de espaguetis y las actuaciones, siendo generoso, eran pobres, otra muestra más de una excelente idea muy mal usada. Pero curiosamente para esta nueva edición de la novela se usó como portada la imagen promocional de la serie de TV que guarda muy poca relación con el libro y que además fue tremendo fallo, extrañas las técnicas de los departamentos de mercadeo de las editoriales.

Como nota curiosa el Papa es Benedicto XVI...en una novela escrita en 1999.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La conjura de los necios

"Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo:
todos los necios se conjuran contra él"
Esta frase, original de Jonathan Swift, es la que inspira el título del libro y en general el espíritu del mismo.

Ignatius Reilly es un inadaptado desempleado que vive con su madre. Mentiroso, desaseado, glotón, perezoso y además desprecia a toda la humanidad considerándose superior a cualquiera. Jura que es un genio incomprendido, deja en cientos de cuadernos sus "profundas" notas filosóficas y mantiene una discusión epistolar con una antigua compañera de estudios, Myrna (empeñada en salvar a la humanidad y a Ignatius por la liberación sexual) quien es totalmente opuesta a lo que es él.

Obligado a trabajar para pagar un accidente de tránsito de su madre, Ignatius conocerá a distintos personajes en New Orleans, complicará sus vidas y se verá enredado en las de ellos en su deseo de ganarle a Myrna como benefactor de los oprimidos.

Negros estúpidos, mariquitas de cliché, dueñas de bares de mala muerte, incompetentes policías, viejas snobs de la clase alta y una madre ebria compiten para demostrar quién es más idiota que el otro.

Leo lo escrito hasta ahora y me cuesta creer que el libro no me haya gustado. Claro, lo terminé, y no lo puedo negar; la forma como John Kennedy Toole cierra las distintas historias es genial, pero me costó engancharme a una historia donde nadie genera simpatía, empezando por el mismo Ignatius, un personaje tan desagradable que mi único deseo a medida que leía era verlo encarcelado, golpeado o castigado de alguna forma. Y el caso es que Ignatius no es mucho peor que el resto de los personajes: todos destilan miseria, ignorancia y estupidez suprema.

Definitivamente Toole estaba molesto con la humanidad y se nota en este libro rechazado por todas las editoriales y publicado postumamente gracias al empeño de su madre luego del suicidio del autor.

Quizás el desagrado que sentí al leerlo se deba a que, en el fondo, es una historia autobiográfica.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay

Michael Chabon gana en el 2001 el premio Pulitzer para una obra de ficción con la historia de los jóvenes Samuel Klayman y Josef Kavalier.

El primero es un pequeño judío, cojo por el polio, con grandes sueños de convertirse en dibujante de comic (pero en realidad sin mucha habilidad para las artes) quien encontrará a su socio ideal en su primo Josef, quien huyendo de los nazis tendrá que abandonar a su familia en Praga y llegará como refugiado a la casa de su lejana tía en Nueva York.

Kavalier, con grandes dotes para el dibujo, además de aprendiz de mago y escapista, encontrará en Sammy a un guionista excelente y la dupla Kavalier y Clay (nombre artístico) renovará por completo el comic de superhéroes durante la Segunda Guerra Mundial.

Un divertido paseo por los orígenes del comic que incluye la visita a las principales creaciones de este dúo ficticio: El Escapista y la Polilla Luna, breves apariciones de los precursores (verdaderos) del género como Stan Lee y Jack Kirby y curiosos momentos compartidos con Salvador Dalí y Orson Wells.

Por momentos divertida (esa curiosa bohemia surrealista que pulula por el Nueva York de los años 40), por momentos cruel y trágica (la dificultad de Clay para vivir su homosexualidad y el dolor de Kavalier por su familia perdida) y por momentos fantástica y mágica (con rescate de los restos del Golem en Praga incluido).

A pesar de ser un libro voluminoso (más de 700 página que incluyen luchas contra terroristas nazis dementes, aventuras bélicas en la Antártida y un par de historias de amor y desamor) lo devoré en pocos días y me uno al grupo de los que lo consideran una excelente novela.

-En la vida solamente hay un medio seguro -dijo Deasey- de garantizar que uno no va a ser pulverizado por la decepción, la futilidad y la desilusión. Y no es otro que tener todo lo claro que uno pueda, que uno hace las cosas únicamente por dinero.


PD: la casa Dark Horse editó seis números del Escapista con varios artistas invitados, curioso feedback.

sábado, 1 de octubre de 2011

(30 libros) 30. Uno que pueda salvar vidas

El mundo y sus demonios, de Carl Sagan

Creo que unas de las tantas causas de muertes inútiles en el mundo son la superstición, las creencias dogmáticas en religión y en política y el desconocimiento de como es el verdadero pensamiento científico. Se me ocurre pensar que un libro como El mundo y sus demonios de Carl Sagan debería servir para acabar con esto, aunque sea en una pequeña fracción, pero a veces me pregunto si esta clase de libros los lee quien debe leerlos.

Que no soy yo precisamente quien necesita leerlos (que me cuesta imaginar algún creyente leyendo Por qué no soy cristiano de Bertrand Russell, por ejemplo) y pienso si está clase de reflexiones solo terminan dando vueltas en el club de los racionalistas o por el contrario de alguna forma llegan a tocar, aunque sea para crear alguna pequeña comezón mental, las cabezas de tantos creyentes de teorías pseudocientíficas y propagadores de falacias.

Mi esperanza es que si, aunque sea en una mínima proporción, libros como el de Sagan ayudan a que alguien se de cuenta de algunos dogmas estúpidos que carga por pura costumbre y entienda que una transfusión de sangre no va a ocasionar su perdición en el Purgatorio, que ese cáncer tiene mejores probabilidades de curar con algo mejor que unos ramazos de ruda, que no hay poderes ocultos en santos sudarios o en collares de piedritas de colores y que no van a venir ningunos extraterrestres a rescatar su alma luego de ese suicidio colectivo.

O quizás no, quizás debí escoger para esta entrada un manual de primeros auxilios y dejarme de pendejadas.

viernes, 30 de septiembre de 2011

(30 libros) 29.Uno que se haya robado

Los carteles, su historia y lenguaje, de J. Barnicoat

Eso de estudiar en otra ciudad y tener que vivir en una pensión no se lo recomiendo a nadie. Compañeros de habitación borrachos, peleas de parejas y robos de comida en esa nevera comunal son algunas de las cosas que hay que calarse.

Claro, tiene sus ventajas, existe la oportunidad de conocer un mundo de personajes con los que normalmente no te encontrarías. Por ejemplo, entre los que recuerdo, un estudiante de filosofía bastante singular, un antiguo guardia nacional empleado de un banco (muy buenas sus anécdotas), un licenciado en música amante del rock sinfónico y eterno despechado y por breve tiempo un maracucho diseñador gráfico que venía pocos días al mes a Caracas para hacerle unos trabajos a un partido político.

A través de éste último llegó a mis manos este libro que es una historia del afiche desde sus orígenes a finales del siglo XIX y toda su popularización y desarrollo a lo largo del siglo XX.

Y no es que me lo haya robado, no no no, se lo pedí prestado y por un proceso natural en el orden de cualquier habitación (que casualmente ocurrió cuando me dijo que no regresaba a Caracas) el libro terminó escondido debajo de un grueso tomo de cálculo y otro de amplificadores operacionales y, qué cosas, nunca regresó con su dueño.

Pero juro que si me lo hubiera pedido se lo hubiera devuelto.

Por este puño de cruces.

jueves, 29 de septiembre de 2011

(30 libros) 28.Uno que le haya asustado

Leyendas Nórdicas

Beowulf, príncipe de los geatas, decide, contra todas las recomendaciones y avisos, dormir en el salón del rey Hrothgar y después de la parranda, cuando todos duermen la borrachera a pierna suelta como vikingo que se respete, un terrible monstruo entra al castillo para llevarse a rastras a uno de los compinches. Beowulf no se amilana y se enfrenta a Grendel (así se llamaba el monstruo en cuestión) cuerpo a cuerpo arrancándole un brazo en la pelea. La noche siguiente la madre del monstruo (son feos pero tienen su corazoncito) decide vengarlo y mata a unos de los amigos de Beowulf y entonces este persigue a la madre hasta su terrible cueva.

Y todo esto, Juan, un niño de 8 ó 9 años, lo tuvo que leer en la cocina con el resto de la familia porque no podía estar en el cuarto solo. Era una edición para niños algo mayores, recuerdo que ya de por sí me causaba un sentimiento extraño que en algunos de esos cuentos el protagonista muriera al final.

Han pasado los años, los libros y las noches y creo que nunca he vuelto a sentir con una historia ese pavor, mezclado con el deseo irreprimible por saber lo que pasa, que me embargó con esta adaptación juvenil de algunas leyendas escandinavas. Quizás King con El resplandor (mi edición se llamaba Insólito esplendor, tenía algo de poético) o con El misterio de Salem's Lot se aproximaron a ese sentimiento pero ni Clive Barker, ni Robert Bloch.

Los últimos años me he mantenido alejado del género, tengo algunas cosas pendientes de José Carlos Somoza y de Richard Matheson. Tendré que visitarlos pronto.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

(30 libros) 27. Un libro que le regalaron y no le gustó

Ya me cansé de pensar y sigo sin recordar un libro que me hayan regalado y no me haya gustado y que amerite un reseña especial.

Vamos, si me esfuerzo puedo acudir a esos libritos que les lograba sacar a mis padres cuando era un niño necesitado de ciencia ficción y, sin ninguna información, era capaz de leer cualquier cosa. Recuerdo una colección llamada Anticipación que reunía escritores franceses que me parecieron malos de solemnidad hasta para las aspiraciones y estandares del niño que era entonces. Hasta hace poco estuvieron dando vueltas por mi casa como una curiosidad pero terminaron en la basura. Olvidados completamente, al leer algunas de las sinópsis en internet para esta entrada logré refrescar un poco mi memoria y si, eran malos, pero no como esas obras que son tan malas que se convierten en buenas, no, en realidad eran malos.

Pero no, esta salida es fácil, casi todos los lectores (especialmente los fanáticos de algún género) hemos pasado por el pulp de niños. Me he puesto a rebuscar por mi biblioteca y he conseguido unos cuantos regalos... que no he leído, más cosas para el pendiente.

martes, 27 de septiembre de 2011

(30 libros) 26. Uno que asocie con la música que le gusta

Como acabar de una vez por todas con la cultura, de Woody Allen

Esta entrada fue difícil. Es que no soy una persona muy musical que digamos; no tengo I-pod o similar, a veces pienso que cuando manejo enciendo el radio solo para no escuchar los ruidos del carro y así estresarme menos. Me gusta el blues, últimamente me gustan mucho esos grupos de música indie, ese groove semi-electrónico de África y Asia o esos grupos inclasificables con bellas voces femeninas. Me gustan esas letra divertidas como las de El Cuarteto de Nos o Kevin Johansen. También me gusta el jazz, pero ese jazz de los años 30 y 40; el swing, Louis Armstrong, Benny Goodmann, algo del cool de la costa oeste pero no soporto el bebop, ni el free jazz, ni el latin jazz...

Y hay una persona que le encanta ese jazz "antiguo" en sus películas: Woody Allen.

Y cuando pasó por mis manos este recopilatorio de sus textos que fueron publicados en la revista The New Yorker no pude dejar de ponerle música de sus películas y leerlos pensando que debería de estar escuchando Sing, sing, sing, Caravan o Take the A Train.

Si le gustan las comedias de Allen, sobre todo las que están llenas de diálogos absurdos llenos de filosofía tonta y de la búsqueda del sentido de la vida, este es un libro que deberían leerse (encontrarán cosas como un detective contratado para hallar a Dios, las memorias del barbero de Hitler o el hombre que vence a la Muerte jugando a las cartas).

Si no les gusta Allen, déjelo pasar, pero Ud. se lo pierde.

lunes, 26 de septiembre de 2011

(30 libros) 25. Uno para aprender a perder

Wilt, de Tom Sharpe

Wilt es un profesor de literatura es una escuela técnica, sus alumnos son un montón de desadaptados que bordean peligrosamente la delincuencia y están interesados en cualquier cosa menos en la literatura. Su esposa es una cuaima terrible algo tonta pero dominante. Wilt fantasea con asesinarla y una noche borracho decide practicar con una muñeca inflable. Cuando su esposa decide salir de viaje sin decirle a nadie y alguien es testigo del asesinato de la muñeca, Wilt se convierte en el único sospechoso de la policía.

Perdedor de la clase media trabajando en una escuela pública, su esposa es una perdedora que no lo sabe pero con ínfulas de clase alta y sus alumnos son un grupo de perdedores que solo desean alcanzar la edad suficiente para emborracharse legalmente (cosa que es la ocupación principal de Wilt y sus colegas). Que la policía sea más estúpida que los propios alumnos de Wilt es solo la conclusión lógica de esta crítica acida a la sociedad británica de la era Thatcher.

Al final (sin que esto sea un spoiler, ya deberíamos suponerlo) termina a salvo de toda esta serie de equívocos pero para continuar con su trabajo mal pagado, sus alumnos desmotivados y su terrible esposa. El mismo perdedor de siempre, vencedor vencido.

Este libro nos enseña a tomarlo filosóficamente, mejor si es acompañado de una cerveza en la barra de un pub.

domingo, 25 de septiembre de 2011

(30 libros) 24. Uno que no le prestaría a nadie

Coches deportivos, series años 1945-1980, de Hartmut Lehbrink, fotografía de Frank Oleski

Difícil.

Hay varios libros en casa que me sería muy difícil entregar en préstamo. Están por ejemplo los Spectrum, a los que me daría mucho dolor ver estropeados o maltratados. Están esas colecciones descatalogadas imposibles de encontrar, por ejemplo las recopilaciones de los Premios Hugo de Isaac Asimov con sus divertidas introducciones. Están algunos de los libros de fotografía como Definitive Collection de Robert Capa o The Americans de Robert Frank, imposibles de conseguir en el país y traerlos de afuera es soberanamente costoso. Y están esos libros que me traen gratos recuerdos y me daría mucha lástima perderlos, como mi edición de El Señor de los Anillos que está conmigo desde que tenía como 15 años.

Pero la verdad es que no creo que no se los prestaría "a nadie", más bien dependería mucho de quien es ese alguien que los pidiera, quizás esa persona tendría que firmar un fuerte contrato que incluiría parte de su alma en garantía pero igual se lo prestaría.

Pero si tengo que escoger algún libro que no me gustaría para nada prestar ese es Coches deportivos, series años 1945-1980, un maravilloso libro que reseña los mejores deportivos durante esos años.

En ese solo ejemplar se combinan las características anteriores: la fotografía es suprema; fotos de gran formato en cada página de los autos en hermosos paisajes, la reseña de cada vehículo está más allá de las especificaciones técnicas, están llenas de anécdotas curiosas y comentarios divertidos, el libro está descatalogadísimo, imposible de conseguir y, quizás lo que es más importante, fue un regalo hace años de Maru, un regalo que nunca me canso de curiosear y volver a visitar.

Me encanta los autos clásicos y si el mismo es un deportivo, 10 veces más. Tuve una época muy fanatico del motor y este libro llegó durante su climax y la verdad es que lo disfruté un montón y aún lo sigo haciendo.

Le tengo mucho cariño, fue un regalo muy bien escogido.

sábado, 24 de septiembre de 2011

(30 libros) 23. Uno que le gustaría volver a leer en su vejez

Aterrizaje en la Luna, de Hergé.

Facha, reaccionario, lleno de prejuicios y estereotipos. Acusado de colaboracionista después de la guerra, no fue hasta 1973 que Hergé se arrepintió públicamente de sus antiguas creencias políticas.

Pero eso no importa cuando eres un niño, disfruté un montón con sus historias y durante muchos años la ilustración de línea clara era mi meta al dibujar cualquier cosa. Con los años me fui dando cuenta de que algo chirriaba en esas historias, especialmente en las primeras aunque las últimas se hacían más políticamente correctas, y poco a poco las fui viendo con un ojo mucho más crítico.

Quizás Aterrizaje en la Luna no sea mi preferido (en realidad si tengo que escoger uno creo que sería El asunto Tornasol), pero con este tomo llegué a Tintín y para mi fue un descubrimiento casi mágico la calidad del dibujo, el grado de investigación y estudio que mostraba Hergé en sus trabajos y el cuidado con que diseñaba cada viñeta (acostumbrado como estaba a leer los Kalimán de mis tíos o los suplementos del periódico del domingo).

¿Cuantos recuerdos volverán a mi memoria cuando en plena vejez me siente a disfrutar de nuevo, como un niño, de las aventuras en ese enorme cohete rojiblanco con motor atómico y esos trajes espaciales color naranja?

viernes, 23 de septiembre de 2011

(30 libros) 22. Uno de poemas (no valen antologías).

Paso

Ya lo había predicho hace algún tiempo, tenía que haber alguno que no contestaría.

La verdad es que no leo poesía, cuando la encuentro en algún libro, a menos que sea parte fundamental de la trama, la salto.

Intenté encontrar alguno en prosa que pudiera cuadrar en la categoría pero me faltó inspiración, casi es como si me hubieran pedido 'Un libro de autoayuda'.

jueves, 22 de septiembre de 2011

(30 libros) 21. Uno de cuentos (no valen antologías).

Quemando Cromo, de William Gibson
"Hacía calor, la noche que quemamos a Cromo"

Me gusta el cyberpunk.

Casi pareciera una declaración de principios, pero si algo he descubierto navegando por internet es que pareciera que pertenezco a una minoría. Además, pertenezco a otra minoría: excepto algunas excepciones, me gusta lo que escribe Gibson.

Entonces, si usted quiere entrar al universo del cyberpunk (y odiarlo o amarlo) y además conocer a Gibson en las distancias cortas, una buena opción es Quemando Cromo; una recopilación de sus primeros relatos, 10 historias (algunas en colaboración) de cuando el sub-género estaba en ascenso, antes de que llegara a su cima y se quemara entre sopotocientas malas copias.

No hay que dejarse asustar por las versiones cinematográficas (el caso de Jhonny Mnemónico y Hotel New Rose); no les llegan ni de cerca a los cuentos. Combate aéreo y Quemando Cromo hablan de la soledad en la sociedad moderna y van mucho más allá de los fuegos de artificio del cyberpunk tradicional y el Continuo Gernsback es una fantasía psicodélica perfecta para los que siempre nos quejamos de que éste no es el futuro que nos prometieron hace 50 años.

El mundo actual está conectado, es sucio, tecnológico y ubicuo.

Como en el cyberpunk.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

(30 libros) 20. Uno que lo haya sorprendido por malo

El bisturí de Darwin, de Dan Simmons

Darwin Minor es licenciado en física y trabaja intentando descubrir fraudes a las compañías de seguros analizando extraños accidentes. Como buen thriller que se precie, Darwin descubrirá una conspiración por parte de unas mafias para cobrar seguros llevándose a unos cuantos asegurados por el medio. Por supuesto, las mafias en este caso intentarán llevarse por el medio al mismo Darwin.

Empieza bastante bien, unos casos sacados del Premio Darwin al que homenajea en el título y unos personajes algo extraños y singulares, pero poco a poco la historia comienza a bajar en picada; resulta que Darwin Minor no solo es un doctor en física muy inteligente, además es excelente piloto de autos y hace milagros en las persecuciones (y hasta acá la cosa es soportable)... entonces nos enteramos que Darwin Minor es un ex-comando del ejército y excelente francotirador (con un pasado muy oscuro en Vietnam) y hacerlo molestar es despertar al monstruo. Y a partir de ese momento uno decide llegar al final del libro porque hay que hacerlo.

¿Y por qué la sorpresa con algo que desde lejos parece un thriller best-sellero? Porque Dan Simmons es el autor de cosas como Hyperion, Ilión, Olympo y La Canción de Kali y en realidad uno esperaría algo mejor que esto que parece salido de la pluma de Dan Brown o de una película de J. J. Abrams.

martes, 20 de septiembre de 2011

(30 libros) 19. Uno que lo haya sorprendido por bueno

El Perro de la Guerra y el Dolor del Mundo, de Michael Moorcock

Si el arrepentimiento y el perdón están al alcance de cualquiera ¿Puede Lucifer arrepentirse y desear regresar al lado de Dios en el Paraíso?

Ulrich von Beck, capitán mercenario (un perro de la guerra) durante la Guerra de los Treinta Años obtendrá la salvación de su alma si ayuda al demonio a encontrar el Santo Grial y de esta forma liberar a la humanidad del Dolor del Mundo.

La premisa del libro es genial, la longitud es perfecta -un libro bastante contenido para lo que acostumbran estas novelas de fantasía épica-, la ambientación en esa extraña Marca o mundo paralelo es fascinante y la resolución del dilema una maravilla -si Lucifer ya no es la fuente del mal ¿a quién se le echa la culpa?-

¿Y por qué es una sorpresa?

Porque después de leer los tres libros de las Crónicas del Campeón Eterno y los cuatro de la serie del Bastón Rúnico, fue una grata sorpresa ver que Moorcock podía escribir otra cosa más allá del mismo guión con distintos personajes y resolver el final con algo mejor que la gran batalla final de buenos versus malos.

Vamos, que es un libro tan bueno que no parece escrito por Michael Moorcock.

lunes, 19 de septiembre de 2011

(30 libros) 18. El que más veces ha leído.

El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien

Recuerdo exactamente como llegué a El Señor de los Anillos; fue alrededor de 1983 mediante una de esas revistas del Círculo de Lectores que mensualmente le llegaban a mi madre.

No tenía ni idea de que iba el libro, no sabía quien era Tolkien (aunque el nombre era bastante pintoresco y me encantaban ese montón de iniciales) pero en la descripción leí algo así como "creador de toda una mitología coherente en pleno siglo XX" y la idea me fascinó. La convencí de que me comprara el primer tomo (la imagen a la izquierda) y cuando empecé a leerlo fue para mí una especie de epifanía.

Era una historia de trasgos, dragones, espectros, guerreros y héroes, igual que esas leyendas nórdicas y películas de fantasía de caballeros que tanto me gustaban, pero había una especie de profundidad en la trama a la que no estaba acostumbrado; la historia era una pequeña parte de una historia mayor que apenas se vislumbraba, me estaban contando el final de la Tercera Edad de un mundo que no era el nuestro pero hasta cuando hablaban en esos idiomas extraños sonaba real, tenía sustancia.

Cuando pude dejar atrás la introducción acerca de los hobbits y su mundo y la fiesta de Bilbo de despedida (no lo puedo negar, el libro es lento en arrancar) y por fin empieza Frodo su misión, perseguido de cerca por esos extraños jinetes que parecieran olfatearlo, descubro que poco a poco lo que pareciera una simple aventura se convierte en una historia mayor, llena de épica y gloria, grandes personajes y traiciones rastreras. Entonces me fue imposible despegarme del libro… y lo terminé… y no tenía los otros en mis manos, así que para aliviar el síndrome de abstinencia no me quedó más remedio que volver a leer ese primer tomo.

Luego llegaron los dos siguientes y los terminé y no recuerdo si fue inmediatamente o tiempo después, pero los volví a leer ¿Cuántas veces? No sé, quizás cuatro o cinco veces de principio a fin a lo largo de diversos años, y múltiples veces volvía a visitarlo por fragmentos y capítulos.

Y mientras dibujaba escenas y personajes pensaba que no era posible, en algún lugar tenían que estar escritas esas leyendas y esa gran historia que se mencionaba al vuelo; la caída Númenor, Isildur y Elendil, Gil-Galad, Belen y Luthien y esos reyes brujos que se convirtieron en espectros esclavos al vender su alma por poder. Tenía que existir ese Libro Rojo de la Frontera Oeste.

Mucho más tarde descubriría que existía El Silmarillion pero esa es otra historia.

domingo, 18 de septiembre de 2011

(30 libros) 17.Uno de este año.

Réplica, de Ronald Delgado

¿Editado este año? ¿Comprado este año? ¿Leído este año?

Asumiendo lo primero, la verdad es que viendo el panorama de la importación de libros en el país y el tipo de oferta de las editoriales nacionales es casi un milagro que pueda tener algo que mostrar. Y la verdad es que he tenido suerte, Ronald Delgado publicó una pequeña recopilación con sus cuentos y amablamente me ha regalado un tomo.

Cinco cuentos:

El nuevo juguete de María, sentimental y nostálgico, un cuento que me recuerda a Simak o Aldiss.
Un buen día para morir, fantasía dark con giro final, aunque algo predecible, no importa, un divertido ejercicio de estilo.
Burbujas en el espacio-tiempo, ciencia ficción humorística, rápido y divertido.
La hacemos a su medida, ¿todo podrá ser comprado en el futuro, incluso una religión con sus fieles incluidos?
Réplica, soldados inmortales en una guerra interminable (algo no me cuadra al final, debo recordar preguntarle a Ronald).

Libro pequeño pero concentrado.

sábado, 17 de septiembre de 2011

(30 libros) 16. Uno ruso que sí haya leído.

Tarás Bulba, Nikolai Gogol

Yo supongo que cuando se habla de "uno ruso" se están hablando de Rusos así en mayúscula, o sea Tolstoi, Dostoyevski, Chejov o cualquiera de esos que la gente alaba pero nadie ha leído y no de Sergei Lukianenko o los hermanos Strugatski, que nadie conoce pero si he leído.

Pero si, a pesar de haber empezado tres veces Guerra y Paz y haber abandonado quien sabe en qué momento Los hermanos Karamazov, hay una novela de "un ruso" que si he leído, Tarás Bulba.

¿De qué va? Casi ni recuerdo; se que Tarás Bulba era un jefe cosaco y en esa época la principal diversión era matar judíos y polacos (y si eran las dos cosas al mismo tiempo, al parecer doblemente divertido). Recuerdo que Tarás Bulba mata a uno de sus hijos en batalla (lo había traicionado por amor) y que al final muere al ser capturado pero los detalles se me escapan.

Pero algunas cosas quedaron en mi mente; recuerdo las descripciones de las batallas como fascinantes y emocionantes, el horror dentro de una ciudad sitiada y la gente muriéndose de hambre, la normalidad y crudeza con que se describe la violencia, odio y el racismo con que los cosacos trataban a judíos y a todos aquellos que "no se persignan de derecha a izquierda" (esa frase también la recuerdo).

Notable el hecho de que a pesar de la crueldad y barbarismo de sus personajes, la novela fuese alabada como una obra nacionalista, curiosa manera de escoger sus héroes tienen algunos pueblos.

viernes, 16 de septiembre de 2011

(30 libros) 15. Uno que haya amado hace años y del que hoy reniega.

El manantial, de Ayn Rand

Y aquí también voy a hacer trampas.

No es un libro que haya amado pero por lo menos me gustó...y bastante; la historia de ese arquitecto incapaz de vender en lo más mínimo sus ideales, enfrentado prácticamente contra todos por lo que él considera verdadera arquitectura, sin retroceder en lo más mínimo ni otorgar nada a nadie (incluyendo derribar su propio edificio que fue cambiado por los constructores), tiene que resultar, como mínimo, atractiva para cualquier adolescente que se cree dueño de la verdad en un mundo donde gobiernan los mayores incapaces de aceptar que están equivocados.

Si a esto lo juntamos con el amor tormentoso por una mujer que pareciera más bien burlarse del protagonista aunque en realidad lo que hace es ponerle metas para que el mismo se supere y alcance ese objetivo más elevado, pues el plato está servido.

Pero hoy en día, el hecho de que todos los rivales del protagonistas sean unos imbéciles malvados, me parece una manera ramplona de Rand para patrocinar sus ideas de ese "egoísmo racional" que tanto defendía (tendencioso creo que lo llaman).

Con el tiempo me he puesto viejo, me he dado cuenta de que muchos artistas sufren de exceso de ego a pesar de ser mediocres (y ese exceso de ego no los hace mejores artistas), que no necesariamente el esfuerzo individual lleva a la superación, que a veces los dados están cargados en contra (y a veces a favor) y que asegurar que solo el individualismo extremo ha logrado los beneficios y avances de los que disfruta la humanidad es, como mínimo, una exageración burda.

Y que debe haber algo masoquista (por no decir estúpido) en amar a una mujer que solo insiste en ponerte pruebas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

(30 libros) 14. Uno que haya odiado hace años y hoy admira.

Philip K.Dick

Acá voy a hacer trampas (en algún momento tenía que suceder, ya lo había alargado mucho). Pero para algo ha servido, me he dado cuenta de que no suelo darle segundas oportunidades a los libros. Si el mismo no me gusta no le doy el beneficio de la duda.

Pero para no dejar el punto vacio he decidido comentar un autor al que originalmente odiaba y al que poco a poco he aprendido a respetar a pesar de que aún no es santo de mi devoción. Philip Kendrid Dick se llamaba, Philip K. Dick se le conoce (manía de los gringos con eso de las iniciales).

Cuando comencé con esto de la ciencia ficción, apenas un adolescente, tuve la suerte de conseguir en la librería de Sears muchos tomos de la colección negra de Martínez Roca. En esa época no sabía nada de autores ni libros, en general uno se lanzaba al vacio solo leyendo las notas detrás del libro (peor era cuando apareció Orbis, no decían nada de nada).

Fue de esta suerte que terminaron en mis manos Los tres estigmas de Palmer Eldrich y La penúltima verdad y así comenzó mi odio por este escritor que mezclaba metafísica y religión con una ciencia ficción que tiene muy poco de ciencia y al que le encantaba jugar con lo que parece real pero en verdad no lo es o contar realidades que mutan sin explicación como ocurre en sueños y pesadillas.

Demasiado para un adolescente que prefería la racionalidad del Buen Doctor o el anarquismo de derechas del facha Robert.

Con los años he aprendido a respetar a Dick, fue un escritor a contracorriente, su manera de tratar la ciencia ficción era distinta al resto, puede no ser de mi agrado pero era 100% original. Aunque logró ser publicado en revistas y en libros nunca ganó mucho dinero con sus escritos pero se mantuvo firme. Ser esquizofrénico, adicto a las drogas e intentar reflejar todo esto en tus novelas no debe ser fácil para nadie.

Algunos relatos cortos como Impostor son geniales, leí Ubik hace poco y no puedo decir que no me haya gustado. Tengo El hombre en el castillo entre los pendientes y juro que algún día lo voy a leer.

Curiosamente es uno de los escritores en el que más se empeñan los productores y directores en llevar al cine con resultados generalmente desastrosos (no es un estilo que pueda ser reflejado correctamente en la gran pantalla) con la excepción de ese clásico llamado Blade Runner que curiosamente guarda muy poco de semejanza con la novela que lo inspira.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

(30 libros) 13. El primer libro que leyó en su vida.

El principito, de Antoine de Saint-Exupéry

Tratando de indagar en esa bruma borrosa en que se convierte la infancia a medida que nos hacemos viejos, creo recordar que El principito fue el primer libro que leí que se pueda considerar "un libro". Había leído cuentos infantiles e historietas, pero tomar un libro y leerlo de principio a fin, casi seguro que fue este.

Lo que fue un error.

La verdad es que no me gustó para nada. Era un niño, se me escaparon todas las metáforas acerca de la vida, de las preocupaciones de los adultos, del amor, la vanidad y el egoísmo y solo recuerdo como me hizo sentir mal el hecho de que el protagonista muere cuando lo muerde una serpiente que había dicho ser su amiga.

Más nunca intenté leerlo.

Curiosamente hice una breve encuesta y varios conocidos tuvieron una experiencia similar: primer libro y ningún recuerdo grato.

Error muy común: no es un libro infantil.

martes, 13 de septiembre de 2011

(30 libros) 12. Una biografía.

Autobiografía, de Helmut Newton

Poco sabía de la vida de Helmut Newton hasta que cayó en mis manos este libro de quien fue uno de los mejores fotógrafos de moda que ha existido.

Famoso por su irreverencia y provocación, lo conocía por algunos de sus trabajos más representativos, pero hasta que llegó a mis manos esta biografía, puño y letra del mismo Newton, no había imaginado la asombrosa, agitada, sufrida y a la vez divertida vida que tuvo.

Una vida de película; sin vergüenzas narra su juventud en Alemania, su huida a China con apenas 18 años escapando de la persecución nazi, solo, sin prácticamente un marco en el bolsillo y sin profesión excepto su cámara y su fascinación por la misma. Como se detuvo en Singapur y sobrevivió como gigoló y fotógrafo a destajo. Su siguiente huida a Australia cuando empezó la guerra, prisionero alemán de los australianos, logra salir del centro de detención entrando al ejército australiano donde se las arregló para no hacer nada aparentando que hacía. Sus primeros trabajos para las revistas de moda de Australia en la post-guerra y sus contratos más importantes en Francia y Nueva York trabajando principalmente para Vogue y Elle.

Newton tenía una gracia innata en la vida que le ayudó a sobrevivir como un judío exiliado sin nacionalidad y esa gracia se refleja en este libro, se deja leer y es el testimonio de un hombre que se sobrepuso a las dificultades con inteligencia y esfuerzo y supo burlarse con ironía de ese mismo mundo de la moda y el glamour que le pagaba las cuentas del Porsche.

lunes, 12 de septiembre de 2011

(30 libros) 11. Uno que lo haya motivado a visitar algún lugar

Nueva York, recetas auténticas en homenaje a la cocina del mundo, de Williams-Sonoma

Decisión difícil, pienso que hay montones de libros que me han motivado a visitar algún lugar, desde Tolkien y su Tierra Media hasta el San Francisco de Christopher Moore. Lo he pensado mucho y hay algo que definitivamente pesa (y genera peso): la comida. En todos los últimos viajes que he realizado comer bien se ha convertido en uno de los objetivos primordiales de ese viaje, Maru y yo planeamos los viajes buscando por internet y en guías sitios para meter las piernas y darse un buen gusto.

Y cuando estaba pensando en que libro me había motivado a visitar un sitio y prácticamente me había decidido por Andrea Camilleri y su inspector sibarita Salvo Montalbano, se me ha encendido el bombillo y me he dado cuenta de que no hay nada, en este reto, que me obligue a que el libro en cuestión sea una novela.

Y si hay un libro que nos ha invitado a visitar no solo un lugar, si no un lugar que es múltiples lugares, es el especial de comida de Nueva York de la gente de Williams-Sonoma.

No solo es un libro de recetas, es un libro de historia de la cocina neoyorquina, de sus tragos, de sus lugares, de sus locales, clásicos y modernos, lleno de anécdotas y recomendaciones. La filosofía del libro no es solo recomendar un plato, es indicar donde lo podrías comer, una breve descripción del sitio y, por supuesto, "aderezado" con una excelente fotografía. Y aunque pareciera un libro bastante snob, sus recomendaciones no se mueven por las tantas estrellas Michelín, van desde el puesto de la calle más sencillo a los restaurantes más costosos (gracias a este libro y a la famosa escena de una película creo que debo haber probado el mejor pastrami de mi vida).

Y hay que recordar que un paseo gastronómico por Nueva York es un paseo gastrónomico por todo el mundo; italiana, china, thai o judía, el que no babee con este libro es que no tiene corazón. Un libro que no solo incita a visitar esta ciudad si no cada una de sus calles y barrios.

domingo, 11 de septiembre de 2011

(30 libros) 10. Uno con una pésima versión cinematográfica.

Pícnic junto al camino (Stalker), de Arkadi y Boris Strugatski

Acá tuve que tomar una difícil decisión (abundan los candidatos). Luego de pensarlo me decidí por dos libros de mi afición que tenían el potencial de ser excelentes filmes, potencial que en mi opinión fue desperdiciado totalmente. El hecho de no querer repetir autor hizo que me inclinara más por Picnic junto al camino en lugar de Tropas del espacio.

Ya de este libro hablé en un momento, lo escogí para esta categoría porque me parece una novela excelente, quizá ubicada entre los mejores ejemplos del género; la fascinante historia del grupo de ilegales (stalkers) que entran en "las zonas" (territorios extraños y peligrosos que se formaron luego de una visita extraterrestre, zonas donde las leyes de la física parecieran no funcionar) para robar sus tesoros y milagros, a riesgo de su vida y violando la ley.

Que Andrei Tarkovski haya convertido esta maravillosa novela en un soporífero viaje de interminables tomas, entre discusiones y diálogos supuestamente filosóficos tremendamente aburridos, es imperdonable. Más imperdonable aún es que los mismos hermanos Strugatski sean los responsables del guión y todo esto es casi tan imperdonable como ese montón de hipsters que consideran la película una maravilla poética.

sábado, 10 de septiembre de 2011

(30 libros) 9. Uno con una excelente versión cinematográfica

El club de la lucha, de Chuck Palahniuk

Por El club de la pelea se conoció a la película en latinoamericana y por el mismo nombre me acostumbré a llamar al libro por más que El club de la lucha sea la edición en español. Creo que fue la última película que vi en la fallecida sala del Cine Prensa (ahora templo evangélico por supuesto) y curiosamente, al igual que el libro, fue un fracaso de ventas en sus inicios para poco a poco convertirse (al igual que el libro) en exitosa obra de culto.

Chuck Palahniuk nos lleva a través de una historia violenta narrada en primera persona por el proceso de degradación del narrador hastiado de la vida moderna, su intento de renacer a través de un extraño y subterráneo club de peleas callejeras que funda con su "socio" y guía Tyler Durden, club que termina convirtiéndose en todo un movimiento nihilista y terrorista para acabar con la sociedad consumista, todo aderezado con ese montón de leyendas urbanas y factoides a los que acostumbra Palahniuk.

David Fincher y Jim Uhls (guionista) hicieron un trabajo genial, aprovecharon una plantilla de lujo (Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter) y lograron crear una película que poco a poco se ha convertido en clásico cinematográfico. Fotografía, narración en off, música, todo cuadra perfectamente para lograr una excelente adaptación.

viernes, 9 de septiembre de 2011

(30 libros) 8. Uno para leer por fragmentos

El diccionario del diablo, de Ambrose Bierce

Pequeñas capsulas de cinismo e ironía concentrada para ser administradas en cualquier momento del día cuando el paciente se sienta cívico, ciudadano y políticamente correcto en exceso.

De manera brillante y mordaz, Bierce bota la hipocresía al desagüe y sin pelos en la lengua se encarga de atacar valores y principios de la sociedad para soltarnos en la cara como somos exactamente. Periodista agudo y genial, también se dedicó al relato corto de terror y misterio con un maravilloso toque de humor negro.

En 1913 y con 71 años parte hacia México para unirse a las fuerzas de Pancho Villa como observador (el Gringo Viejo de Carlos Fuentes), desapareciendo en Chihuahua. Antes de partir, en una carta a un amigo: "Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!"

Abstemio, s. Persona de carácter débil, que cede a la tentación de negarse un placer.

jueves, 8 de septiembre de 2011

(30 libros) 7. Uno muy divertido.

El cofre de los reconcomios, de Otrova Gomas

Jaime Ballestas, es abogado, filosofo y fotografo.

Además es otro vago más encargado de escribir estas notas surrealistas por las que se conoce a su alter-ego que en este libro nos reseñará desde el Primer Congreso Nacional de Hipocondríacos, el Gran Foro Internacional de Sordos, avisos de prensa desde ultratumba hasta un paseo por los sadicos famosos de la historia (incluyendo un compositor de operas de 18 actos y al inventor del taladro de dentista).

Noticias, avisos de prensa, dramas y comedias, todos son copiados, transformados y cruelmente remezclados por Otrova Gomas con imaginación e inteligencia. Un gran heredero del teatro del absurdo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

(30 libros) 6. Uno de un Nobel.

Cannery Row, de John Steinbeck

Steinbeck tenía una manera exquisita de escribir, lejos de metáforas rebuscadas y amaneramientos, y además una capacidad asombrosa para crear personajes cercanos a nosotros, fácilmente queribles. Pero Cannery Row tiene un extra: es una historia divertida.

Vamos, a pesar de obras como Las uvas de la ira (que por supuesto es un gran libro) Steinbeck tenía sentido del humor y en este libro le desborda a montones: Doc es un biólogo marino encargado de la estación de investigación en Cannery Row, pueblo ficticio de pescadores en California, y entre sus amigos se encuentra Mack, un borrachín sin hogar, quien decide celebrarle una fiesta al Doc implicando a un montón de gente del pueblo. La fiesta terminará terriblemente mal pero Mack no se rinde y decide repetirla. Y pasan muchas cosas, y aparece mucha gente, y se acaba el libro y tú quieres que no se acabe (y por suerte hay una continuación llamada Dulce jueves).

PD: que cantidad de escritores de los que no tengo ni idea han ganado un Nóbel ¿A Bjørnstjerne Bjørnson, Giosuè Carducci o Carl Spitteler los leerá alguien?

martes, 6 de septiembre de 2011

(30 libros) 5. Uno de viajes.

La vuelta al mundo en diez trancos, de Arturo Uslar Pietri

Para algo sirvió esta lista, para darme cuenta que no he leído libros de viajes.

El único que recuerdo es uno de Arturo Uslar Pietri llamado La vuelta al mundo en diez trancos.

El caso es que lo leí hace como 30 años, se encuentra en la casa de mis padres y poco recuerdo de él excepto que gran parte se refería a un largo tour que hizo por el Extremo Oriente incluyendo el paso por Europa, que me lo leí en dos patadas (en realidad es un librito muy corto) y que como muchas cosas de Uslar Pietri se leía con agrado y facilidad.

Por algún lado tengo (y desde hace un montón de años) un libro pendiente de Heinrich Harrer, quizá lo comience pronto para intentar llenar esta falla...quizá.

lunes, 5 de septiembre de 2011

(30 libros) 4. Uno que le gusta a todos menos a usted.

Otra vuelta de tuerca, de Henry James

Que es una maravilla, que da mucho miedo, pero que libro tan acojonante...pero que cosa tan aburrida la historia de esta institutriz que intenta proteger a sus niños de los fantasmas que solo ella ha logrado ver en una casona en la campiña inglesa.

Que no, que tiene múltiples lecturas, que James se burla de los valores victorianos, que se puede interpretar como distintos niveles de realidad, que es un estudio de la mentira en la sociedad victoriana... pero, que cosa, yo llegué buscando algo que me atemorizara y la verdad es que lo que encontré fue un librito muy aburrido.

Para asustarse en la noche mejor leerse El Resplandor.

domingo, 4 de septiembre de 2011

(30 libros) 3. Uno que sea un placer culposo

Harry Potter, de J. K. Rowling

Nada, no lo puedo negar, por lo menos los tres primeros libros de la serie me los he leído como si fuese el niño nerd que en realidad fuí, sin importarme que nuevamente estuviera frente a la enésima representación del Emperador de todas las cosas. Llenos de contradicciones, deus ex machina y malvados de pacotilla, los tres primeros tomos me ganaron rapidamente y los disfruté un montón.

Poco a poco la calidad fue desmejorando mientras la misma Rowling, supongo yo, no sabía como justificar que su niño mago tuviese tanta suerte o sus enemigos fuesen tan incompetentes.

Finalizados casi como última muestra de mi antigua manía de completar series interminables, un cuarentón refugiándose en fantasía infantil.

sábado, 3 de septiembre de 2011

(30 libros) 2-Uno que se haya demorado mucho en leer


El número de la Bestia, de Robert Heinlein

En esta categoría hay obras que no entran porque la edad me ha quitado paciencia y si se ponen insoportables los descarto. Por lo tanto no son libros que haya demorado mucho en leer, son libros que nunca terminé de leer.

El número de la Bestia de Heinlein se salvó por caer en mis manos en mi juventud, cuando mi lista de pendientes se reducía a lo último adquirido-prestado-conseguido y ante la ausencia de cualquier otra cosa debía ser finalizado sin excusa posible.

En este caso dos hombres, dos mujeres y un auto volador se dedican a viajar a través de distintos universos paralelos entre discusiones estúpidas y diálogos interminables. Como típicos personajes de Heinlein los protagonistas son agraciados, liberales, independientes, inteligentes, atléticos y echados pa'lante y desde un principio me cayeron como una patada en las bolas.

Quien sabe, quizás no tardé tanto en leerlo pero definitivamente el tiempo es algo subjetivo.

viernes, 2 de septiembre de 2011

(30 libros) 1- Uno que leyó de una sentada

La captura de Macalé, de Andrea Camilleri.

Empezando a las 8 de la mañana, breve interrupción para desayunar, y corrido hasta finalizarlo al mediodía.

La historia del pequeño Michellino, hijo del comisario del partido en un pueblo siciliano en la  Italia fascista de los años 30. Un niño inocente pero convertido en un monstruo cruel por una política de estado empeñada en enaltecer esa crueldad.

Como muchos otros libros de Camilleri (una obra con cierto aire fellinesco), por momentos divertida y en otros momentos trágica.

30 libros

Por hay anda dando vueltas este reto: escribir 30 reseñas diariamente acerca de treinta libros siguiendo este esquema:

1. Uno que leyó de una sentada.
2. Uno que se haya demorado mucho en leer.
3. Uno que sea un placer culposo.
4. Uno que le gusta a todos menos a usted.
5. Uno de viajes.
6. Uno de un nobel.
7. Uno muy divertido.
8. Uno para leer por fragmentos.
9. Uno con una excelente versión cinematográfica.
10. Uno con una pésima versión cinematográfica.
11. Uno que lo haya motivado a visitar algún lugar.
12. Una biografía.
13. El primer libro que leyó en su vida.
14. Uno que haya odiado hace años y hoy admira.
15. Uno que haya amado hace años y del que hoy reniega.
16. Uno ruso que sí haya leído.
17. Uno de este año.
18. El que más veces ha leído.
19. Uno que lo haya sorprendido por bueno.
20. Uno que lo haya sorprendido por malo.
21. Uno de cuentos (no valen antologías).
22. Uno de poemas (no valen antologías).
23. Uno que le gustaría volver a leer en su vejez.
24. Uno que no le prestaría a nadie.
25. Uno para aprender a perder.
26. Uno que asocie con la música que le gusta.
27. Un libro que le regalaron y no le gustó.
28. Uno que lo haya asustado.
29. Uno que se haya robado.
30. Uno que pueda salvar vidas.

Que dudo que pueda realizar completa; soy un desordenado, flojo, dejado y algunas de las categorías no las cumplo ni creo que las cumpla (¿Yo? ¿Leyendo poesía?) pero igual vamos a intentarlo, a mi propio ritmo, y para poner a funcionar un poco esas neuronas (y porque el del primer día está facil).

viernes, 19 de agosto de 2011

Día internacional de la fotografía (2)

Hoy 19 de agosto es el Día internacional de la fotografía. Ya en un post anterior expliqué el porque (en 1839 se explicó ante la academia francesa como funcionaba el novedoso sistema del daguerrotipo). El hecho es que esa vez me dediqué a hablar de algunos fotografos cuyo trabajo admiro.

Esta vez me quería dedicar a lo mismo pero deseaba que fueran fotografos más consagrados que los mencionados en ese post pero que estuvieran aún activos, que se escaparan un poco del encuadre academicista de los tercios y que fueran algo irreverentes.

El primero que me vino a la mente fue Martin Parr, pero en cuanto me puse a investigarlo me he dado cuenta que quizá amerite un post para él solo así que esperaré a leer un libro acerca de él que acabo de comprar para caerle con gusto.

Y entonces he decidido hacer eso para lo que se han inventado los blogs que es hablar de si mismo y he colocado una serie de fotografías mías, primero por ser mías, segundo por estar entre mis favoritas y tercero porque por lo menos estoy relativamente seguro de como fueron tomadas y no tengo que ponerme a inventar razones ni motivos ocultos.

Y aquí van:
Autorretrato con gato y cuatro pies
Autorretrato en pareja con gato

Fue una mis primeras fotos; película analógica con una cámara sin previsualización y sin mirar por el visor, vamos, un tremendo suertazo pero igual es una de mis favoritas.

42 St Times Sq
42 St Times Sq

Me gusta el contraste de esos locos disfrazados y esa gente que pasa tan apurada sin mirarlos siquiera.

Maru y el Empire State
Maru y el Empire State

Por supuesto que es un retrato semi-preparado pero ¿qué importa? ¿no lo hace Gregory Crewdson y las vende bien caras?

A pie o caminando
A pie o caminando

Aunque no lo crean, es una foto pensada. Me gustó ese señor parado al otro lado de la calle mientras pasa ese gentío alrededor, apurados y agitados, busqué el contraste entre las dos cosas y un pequeño instante de apertura entre los pies y más o menos salió.

Salida
Salida

Esto es una lección para los fotografos que no quieren que nadie se atraviese y para los paseantes que se ponen a esperar que el señor de la cámara termine de tomar la fotografía. En verdad la intención era el cielo con los cables encuadrado en esa salida de metro hasta que pasó ese pelón y decidí poner en el medio esa cabeza sin cuerpo. Creo que quedó una cosa 20 veces mejor que la intención original.

Uno va y la otra viene
Uno va y la otra viene

Este fue un verdadero instante decisivo captado como dice el manual del fotografo de calle; los ví venir, un rabino a la derecha, una monja a la izquierda y me dije "deberían de salir en el mismo encuadre" y chasss, saqué rapido la cámara y la tomé...con un horrible ISO 400 que en esa cámara (Lumix FZ-30) genera un enorme y grosero ruido (moraleja: si usted quiere salir a tomar fotos, saque la cámara desde el primer momento, tengala a mano y ajuste todos los controles que tenga que ajustar).

Y bueno, esto fue otro post con exceso de ego, pero en este caso fotográfico.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El consejo de hierro

China Miéville es todo un personaje; corte de cabello al cero, cinco aretes en una oreja, el tatuaje de una calavera con tentáculos de pulpo en el brazo derecho y un nombre resultado de una madre hippie que le encantaba la jerga cockney. Es además un escritor de fantasía. Una fantasía extraña, con un pie en la ciencia ficción y otro en el horror, New Weird le llaman y en cierta forma es heredera del horror cósmico de Lovecraft y Arthur Machen. Pero también es comunista, trotskista para ser más preciso, miembro del Partido Británico Socialista de los Trabajadores y alguna vez candidato al Parlamento.

Y esto se nota especialmente en este libro.

Al igual que La estación de la calle Perdido y La cicatriz, la historia se desarrolla en el mundo de Bas-Lag y gran parte de ella en la ciudad-estado de Nueva Crobuzon, megalópolis cuasi infernal, retorcida, sucia y anárquica gobernada bajo una parodia de democracia por una camarilla corrupta.

Pero en este caso Nueva Crobuzon se encuentra en guerra con la ciudad rival de Tesh, una guerra que pocos entienden como empezó y donde se mezclan hechizos de destrucción masiva, estrambóticas máquinas de guerra, monstruos artificiales y fuerzas especiales de humanos transformados (los rehechos). Y además se encuentra a las puertas de una guerra interna, de un conflicto civil eminente entre múltiples grupos de descontentos, discriminados, revolucionarios y veteranos de guerra contra el gobierno opresor.

No hay que ser un genio, es una representación de la "lucha revolucionaria" en nuestro siglo XX bastante obvia; la ingenuidad de muchos de esos revoltosos, la atomización de los esfuerzos, la desconfianza y los prejuicios entre los distintos grupos revolucionarios y la diferencias de objetivos y de métodos para alcanzarlos. Además tenemos a dos estados en una guerra que nadie sabe cómo empezó pero donde toda una maquinaría propagandística intenta mostrar al enemigo como un monstruo terrible que además usa el terrorismo para atacar civiles mediante anónimos infiltrados (¿Donde he visto esto antes?).

Ubicada veintitantos años después de las otras novelas (aunque pueden ser leídas completamente independientes, Miéville no cae en la trampa de las series eternas), nos cuenta dos historias que convergen finalmente: por un lado el joven Ori quien cada vez se siente más frustrado de participar en reuniones políticas ocultas que no conducen a nada y se une a un grupo más activo comandado por un misterioso rehecho apodado Toro y por otro lado Cutter, un comerciante que parte en busca de su amor Judah y del Consejo de Hierro (símbolo de libertad, su salvación y retorno a Nueva Crobuzon se ve como una nueva esperanza en la rebelión de los descamisados).

Intercalado hay una largo flashback que nos muestra la historia de Judah, como se convirtió en experto creador de golems y como participó en la creación y consolidación de ese Consejo de Hierro.

No lo puedo negar, ese fragmento se me hizo eterno, después de leer La estación, continuar inmediatamente con El consejo hizo que esas enumeraciones de seres, monstruos, calles y barriadas me indigestara. Ya en la segunda mitad, cuando conocemos la naturaleza del Consejo y se revela el pasado de Judah la historia se apresura y la segunda parte corre más ligera (especialmente cuando la historia de estos revoltosos se mezcla con la oscura conspiración de Tesh para acabar con Nueva Crobuzon).

El espíritu que embarga al libro, como en las otras obras de Miéville y aún más marcado en esta que en las anteriores, es deprimente. Aunque el exotismo puede ser fascinante, su universo es oscuro y no se puede negar, Miéville no es optimista, aunque tampoco es un derrotista extremo. Nos muestra el valor de un símbolo en la lucha por los derechos, como la valentía de los pequeños puede hacer algo aunque sea solo para crear esperanza en un mundo desagradable. Citando al mismo autor en una entrevista:

"sería rendirse a la repetida difamación de la humanidad estar sin esperanza y excitación. La desolación y la resistencia parpadean en superposición"

jueves, 4 de agosto de 2011

Yo lo ví en una foto...

...o como no existe la veracidad fotográfica.

El sábado tuve una clase de ética en el diplomado de fotografía que estoy haciendo.

Que no es nada muy profundo con discusiones acerca de Hegel, Nietzche o Kant. Una cosa ligera, que aunque en mi opinión personal arrancó flojo en las primeras clases ya en las últimas ha tenido el acierto de por lo menos no ser categórico en sentencias, dejar inquietudes abiertas e intentar que los participantes cuestionen lo que se ve en una imagen fotográfica más allá de la primera impresión.

Salí de la discusión con una foto en la cabeza, no se porque, tenía en mente haber leído hace unos cuantos años que la foto en cuestión había sufrido un proceso de autocensura por parte del fotógrafo. Después de googlear un rato la re-descubrí, era exactamente esta:

Young people on the Brooklyn waterfront on Sept. 11
Tomada por el fotógrafo de Magnum  Thomas Hoepker el 11 de septiembre del 2001.

El hecho es que cuando Magnum Photos decidió publicar un libro acerca de los hechos del 11/9, Hoepker decidió dejarla fuera por ser una foto "ambigua y confusa: publicarla podría distorsionar la realidad de lo que se sentía en esos históricos días".

Buscando la fotografía en cuestión me encuentro con todo un debate alrededor de la misma, un debate que nace cuando el periodista del New York Times, Frank Rich, hablando acerca de la reacción de USA en el quinto aniversario del atentado, los problemas de unidad de la nación y la capacidad para recuperarse del ataque, describió la fotografía como "cinco jóvenes amigos en Brooklyn, toman lo que parece el almuerzo o el descanso de un paseo en bicicleta, disfrutan del radiante sol de finales del verano y charlan mientras cascadas de humo llenan el Bajo Manhattan en el fondo". 

Casi inmediatamente David Plotz, periodista de la revista Slate, reposta con un "Frank Rich Is Wrong" y su argumento es tan obvio que practicamente no puede ser discutido: ¿Frank Rich puede decir que pasa por la cabeza de los cinco protagonistas de la foto con solo ver la pose capturada en 1/250 de segundo? Cuando Rich cita a Hoepker quien dijo algo como que los jóvenes se veían muy relajados y para nada traumatizados Plotz se pregunta ¿Hoepker se sentó a hablar con ellos?¿Los interrogó acerca de sus sentimientos?

Y cuando a los pocos días uno de los protagonistas de la foto, Walter Sipser, un artista que ya tenía 40 años en el 2001 y por lo tanto no se considera ningún "joven", replica en la misma revista indicando que ese día estaba con su novia en casa cuando el atentado ocurrió, que intentaron cruzar a Manhattan pero el tránsito era imposible, que no conocían a los otros personajes de la escena pero que se sentaron a conversar con ellos tratando de interpretar y asumir lo que veían en completo estado de shock y que si Hoepker se hubiera acercado a ellos a conversar lo hubiera sabido de primera mano, ya no podemos estar tan seguros de lo que la foto muestra.

Tengo tiempo pensando en esto; las fotografías mienten, no importa si la intención de un fotoperiodista es crear un registro para el futuro, que se uso película analógica y los negativos no pueden ser falseados y por lo tanto son registros verdaderos al contrario de un archivo digital que se puede trucar fácilmente. La fotografía miente desde el momento en que el fotógrafo escoge el encuadre quitando lo que en su opinión molesta o agregando cosas que dan valor, escoge un lente corto o un tele para cambiar la perspectiva, desenfoca a voluntad para ocultar o destacar y revela su fotografía con más o menos saturación de colores para crear algún clima. Todas estas manipulaciones se realizan desde que Talbot y Daguerre empezaron a realizar su experimentos y se continuarán realizando mientras sea un fotografo el que empuñe la cámara, no importa que sea Doña Pepa con su celular o Martin Parr burlándose de la clase media británica.

En la misma clase se trató el tema de este clásico:

Con esta foto Kevin Carter ganó el Pulitzer en 1994. Por supuesto, la reacción natural vino a ser algo así como "que hijoeputa ese fotógrafo, le toma una foto a ese niño muriéndose y es incapaz de detenerse a ayudarlo".

Dejando a un lado lo obvio –¿Es que no se puede tomar la foto y luego ayudar al niño? ¿Un fotógrafo en estas condiciones, donde la gente muere por docenas, se debe parar a ayudar a todas las víctimas? Un fotoperiodista que empieza a sentir lastima por cada víctima que se cruza en su camino ¿Puede realizar su trabajo?– hay que ver la fotografía más por lo que no muestra que por lo que muestra: ¿Hay alguien parado medio metro a la derecha? ¿A la izquierda? ¿Detrás del fotógrafo? Si la foto fue hecha con un teleobjetivo que aplana las distancias ¿Qué tan lejos en realidad se encuentra el buitre?

Carter se suicidó un año después y por supuesto el grito general (para continuar con la leyenda negra) es que lo mato el remordimiento. Y si, lo mató el remordimiento...y las deudas...y las drogas...y toda una vida sufriendo de depresiones y problemas personales.

Basta con buscar un poco en internet y nos podemos enterar que el niño en cuestión sobrevivió, que tiene puesta una pulsera de atención médica de una ONG francesa, que la foto fue tomada en una pista a donde llegaban aviones trayendo comida, que sus padres estaban buscando los suministros a pocos metros y que los alrededores estaban llenos de aves carroñeras que vivían de los desperdicios.

Y que Kevin Carter, como buen fotografo, era un buen mentiroso.

Quién sabe, quizás hagan falta las nuevas tecnologías totalmente automatizadas, como los nueve ojos de Google, para alcanzar la verdadera objetividad fotográfica.

martes, 14 de junio de 2011

Islandia ¿Apostando al futuro?

Siempre me ha dado algo de miedo eso de la "inteligencia colectiva", cuando un montón de gente se reúne para hacer algo lo que me viene a la mente son los muertos pisoteados cuando esa misma "gente" entra en pánico en cualquier manifestación religiosa en la India, en las peleas entre las hinchadas de cualquier juego de fútbol de fin de semana, las carreras por comprar franelas a mitad de precio en algún Black Friday gringo e incluso en la compra de un celular en oferta por el día de las madres en la socialista república bolivariana.

La opción por defecto en mis creencias es dudar de las decisiones del pueblo soberano, supongo que es una actitud construida por sufrir décadas de decisiones mal tomadas (a las que yo también contribuí, no lo puedo negar).

Y ahora me entero que Islandia está en una onda constituyente. Visto los problemas políticos y económicos sufridos en los dos últimos años han decidido re-escribir su constitución, darle una patada al gobierno y empezar de nuevo con bases sólidos y novedosas.

StjórnlagaráðY resulta que con los islandeses mi natural desconfianza y falta de fe en la raza humana ha desaparecido en gran parte, tengo casi la seguridad de que van a salir adelante (y de manera exitosa) en su nuevo proyecto de carta magna. En principio porque Islandia, más que un país, es una ciudad estado muy extendida de apenas 320.000 habitantes, en cierta forma me recuerda a esas ciudades griegas de hace dos mil y pico de años donde la gente podía expulsar a un político fastidioso marcando su nombre en conchitas de ostras reuniéndose en el mercado.

Luego, lo que debe ser una tradición en los países nórdicos y su herencia desde la época de las correrías vikingas; la idea de la asamblea popular o Thing para decidir asuntos legales y como manera de oponerse al despotismo de reyes y jefes tribales, una cultura acostumbrada a decidir por consenso.

Pero lo más importante, un país donde el acceso a la Internet es del 90% y donde se destina más del 7% del PIB a la educación y que está ubicado en la posición 17 del índice de Desarrollo Social del PNUD no va a decidir su futuro con asambleas y delegados tradicionales ni con los típicos discursos desde el podio y amenazas e insultos al opositor a la que estamos acostumbrados, si no con el uso masivo de las redes sociales (Mode Ironic=ON  ese demonio que separa y aleja a los seres humanos y los convierte en títeres y engendros asociales pegados a un computador  Mode Ironic=OFF); los artículos se discuten públicamente y se les hacen sugerencias y recomendaciones a través de Facebook y Twitter, por YouTube se muestran entrevistas a los constituyentes y pueden seguirse los debates en vivo por la página correspondiente, de la que por supuesto no entiendo nada.

En mi opinión, un pueblo que decide buscar la solución a sus problemas en las tecnologías, avances e ideas del siglo XXI más que en políticas, políticos y líderes fallecidos en los siglos pasados y modelos ya caducos tiene en verdad en sus manos las cartas correctas, habrá que ver como las juega.

martes, 31 de mayo de 2011

Mucho de yo

Viendo que ultimamente no tengo mucho que decir aprovecho un post multiple para hacer unas buenas recomendaciones y por supuesto, como bloguero que se respete, hablar de mi mismo:


Primero, el segundo tomo de Planetas Prohibidos, editada por Javier Arnau, continua con muy buen pie (nada más ver esa portada uno puede suponer lo que encontrará adentro).

El contenido:

ARTÍCULOS
EL FACTOR HUMANO, Lino Moinelo
E-BOOK: EDICIONES Y EDITORIALES, María Martín Cirujano
¡ES QUATERMASS, EL CIENTÍFICO!, Pedro López Manzano
ESPECIAL UPC 2010: YOSS
INTRODUCCIÓN, por J.Javier Arnau y MESA REDONDA, por Jorge Zarco
ENTREVISTA A YOSS, José Vicente Ortuño Las fotos son de Jorge Zarco, José Vicente Ortuño y V. Leonelti
RELATO: El síndrome de Shangri-la XIV, Yoss. Ilustrado por Pablo Uría.

RELATOS
ABDUCCIÓN A LA CHILENA, Carlos Páez S. Ilustrado por Fraga
AMARILLO, Roberto Redondo. Ilustrado por Pedro Belushi
EL CAFÉ DE MEDIA TARDE, GuajaRs. Ilustrado por José Antonio Marchán
PLANOS DE DIVERGENCIA, Claudio Landete Anaya. Ilustrado por Javier Durán
EN LA RED, Juan José Tena. Ilustrado por Pedro Belushi.
EL DÍA DE LA EVOLUCIÓN, Jorge Vilches. Ilustrado por Anabel Zaragozí.
EL MEJOR PROGRAMADOR, Martín Fragoso. Ilustrado por Juan Raffo.
EL CASTIGO, Eduardo Andrés Lagos. Ilustrado por Verónica Leonetti.

POESÍA
ELLA, Carlos Arnau y J. Javier Arnau. Ilustrado por Laia P. Ávila.
MUERTE DE UN ESPEJO, J. Javier Arnau. Ilustrado por Verónica Leonetti.

CÓMICS
A LA HORA DE LA CENA, Marta Martínez (guión) y David Marín (ilustración)
EL TRAJE DE IRON MAN, Rafa Alonso (guión y dibujos)
MUNDO ROBOT, David Braña, Dani Egido y Enric Nolla.

RESEÑAS
EL HIJO DEL HOMBRE, de Félix Ballesteros Rivas. Por J. Javier Arnau.
LA EDAD FÍLMICA, O COMO RENOVAR A UN SUPERHÉROE (THOR), Por Gabiel Romero de Ávila.

PORTADISTAS
NÚMERO 1, Guillermo de la Peña.
NÚMERO 2, Guillermo Romano.

Y bueno, por lo menos les pude colear la ilustración de un cuento; un fume de angeles mecánicos luchando contra los otros por Martín Fragoso, genial.

El mejor programador

Segundo, alguien en la red decidió entrevistarme, y aunque suelto ese montón de tonterías poco pensadas que acostumbro pueden conseguir cosas más interesantes visitando el blog de M. C. Carper Diálogos con gente de la ciencia ficción y otras artes y curioseando las otras entrevistas donde editores, escritores y dubujantes sueltan sus frikeadas.


PersecuciónY tercero, como estoy participando en el proyecto de Magnus Dragon haciendo algunas portadas estilo comic para su entrega por capítulos Los Caídos, también me tocó participar contestando sus cinco preguntas. Los Caídos viene a ser originalmente el proyecto de un comic donde el dibujate faltó quedando una historia muy divertida de superheroes y villanos en una ciudad muy oscura y sucia.

Entonces, esto fue un post con exceso de ego.